Son 30.000 platos más de los que se entregaban a fines de 2021.
La cantidad de personas que se alimentan en ollas populares, comedores y merenderos aumentó en el primer cuatrimestre de 2022. Mientras que en noviembre se servían unas 150.000 porciones a la semana, al 4 de abril se entregaban unas 186.090 viandas semanales, según un relevamiento de la Coordinadora Popular y Solidaria (CPS) divulgado por La Diaria.
Esteban Corrales, representante de esta organización no gubernamental, señaló a Telemundo que hay "problemas de fondo" que deben ser atendidos y considera que "el gobierno se descansa en que hay ollas populares".
"No es el asistencialismo el que nos va a hacer mejorar", comentó, y catalogó como "perverso" el convenio del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) con la organización Uruguay Adelante. La secretaría de Estado extendió el acuerdo por cuatro meses, atendiendo esencialmente a las ollas populares de la zona metropolitana con $67,5 millones.
"Las causas para todo esto se pueden explicar fácilmente por el aumento de los precios, cómo ha incidido en la canasta alimentaria. Basta saber cuánto salían un litro de aceite, los huevos y la carne y cuánto salen hoy. Ese combo atado a una pérdida de poder adquisitivo de la gente hace que la olla popular sea una solución para muchas personas", dijo Corrales.
En Montevideo, según la Intendencia capitalina, hay 300 ollas populares instaladas. No hay datos sistematizados del interior, pero se está buscando instrumentar un mecanismo para cuantificar cuántos platos se sirven a diario.
"Es imposible esconder este fenómeno o barrerlo debajo de la alfombra. El hecho de que el gobierno tenga que brindar insumos habla de una realidad que existe. Yo creo que nos tendríamos que preguntar por qué en un país que produce alimentos –que no es pobre en ese sentido–, donde a determinados sectores de la población y de la economía les ha ido muy bien, tiene que haber gente comiendo en ollas populares", afirmó.
Además, Corrales valoró: "En la medida que uno no reflexiona sobre las causas, corremos el riesgo de hacer de algo precario algo permanente".
"Hacernos cargo de esa situación no es solamente transferir algún que otro recurso insuficiente para poner una curita, sino que para nosotros implica ser conscientes de qué tipo de sociedad estamos construyendo y qué le vamos a dejar a nuestros hijos", comentó.