"Se ha elevado el nivel de fuego y no tengo que colaborar con eso, por mi posición institucional. Ganas no me faltan", dijo el mandatario.
Durante su larga alocución frente a la Asamblea General de este jueves, el presidente Luis Lacalle Pou no hizo mención en ningún momento al excustodia Alejandro Astesiano y al narcotraficante prófugo Sebastián Marset, dos personas cuyos causas judiciales marcaron la agenda pública durante el 2022 y fueron tomadas por la oposición para criticar al gobierno.
¿Faltó autocrítica en el discurso y mención a estos dos casos? "¿Yo no he reconocido los errores? ¿Ayer se esperaba que me pare en el medio y me haga el harakiri? Metafóricamente se aceptó que el camino no ha estado exento de piedras y complicaciones", comenzó Lacalle su respuesta en la entrevista que otorgó en la mañana del viernes a El Espectador.
El harakiri es un antiguo ritual japonés donde por razones de honor o por orden superior la persona se suicida cortándose el vientre.
El mandatario reiteró que reconoce el "error" (en referencia al caso Astesiano).
"Traté de enmendarlo. Era tarde, pero traté de enmendarlo. Se ha elevado el nivel de fuego y no tengo que colaborar con eso, por mi posición institucional. Ganas no me faltan, pero tengo que tener paciencia, prudencia y equilibrio. ¿Por qué ganas no me faltan? Porque entiendo el afán y la voracidad del Frente Amplio, que seguramente extraña el poder. (...) Creo que eso ha hecho que eleven el poder de fuego y hayan hecho acusaciones totalmente fuera de tono, pero cada uno actúa como le parece. Estos momentos sacan el real ser de cada uno, lo bueno es saber quién es cada uno y hasta dónde está dispuesto a ir", declaró.
Consultado sobre las acusaciones de corrupción a raíz del caso del excustodia, respondió: "No me sorprende que haya dirigentes políticos y algunos medios partidarios que hayan tratado de instalar el tema (de corrupción). (...) No tengo que andar por la vida diciendo que soy transparente, simplemente soy transparente".