Para hacer frente a esta situación, el gobierno decidió construir una nueva reserva, con una represa provisoria de emergencia en la zona de Belastiquí, en el límite entre San José y Canelones.
Las reservas de agua dulce en Paso Severino han venido cayendo de forma sostenida desde marzo de este año. Pero, ¿qué quiere decir eso?
La crisis del agua en Uruguay obliga a alejar la visión e intentar observar una foto más amplia. Por eso, es importante primero entender de dónde toma OSE agua dulce para potabilizar y abastecer al área metropolitana, donde vive la mayoría de los uruguayos.
La toma de agua proviene del río Santa Lucía, un curso que baja desde Minas hacia el estuario del Río de la Plata. Ese río da el agua para que funcione la planta potabilizadora de Aguas Corrientes, desde donde se envía a los hogares de forma corriente.
Pero cuando el río Santa Lucía no es capaz de aportar la cantidad suficiente de agua dulce a Aguas Corrientes, se debe recurrir a las reservas. Para eso son claves las represas hechas por OSE.
💧La represa de Paso Severino es la última reserva de agua dulce que le queda a OSE para abastecer de agua potable o bebible a la población de Montevideo y Canelones.
Para preservarla, se prevé la instalación de una represa provisoria con el objetivo de seguir teniendo agua. pic.twitter.com/5OIG8cfee1
— Telemundo (@TelemundoUY) May 18, 2023
Las represas son dos: está la de Canelón Grande, la primera hacia el norte de Aguas Corrientes; y está la de Paso Severino, más al norte por el Santa Lucía. Actualmente, la primera está seca, y la segunda con los días contados si no llueve.
Paso Severino es la última reserva de agua dulce que le queda a OSE para abastecer de agua bebible a Montevideo y Canelones.
Esto es un problema porque una vez que el agua de esta reserva se seque, ya no va a existir una fuente de agua dulce para abastecer a 1.700.000 personas. pic.twitter.com/p2ztLJAweF
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Ahora, con este escenario claro, ¿cómo ha sido la caída de reservas de agua en el embalse de Paso Severino?
El 8 de marzo era de 25,6 millones de metros cúbicos; el 12 de abril de 16,9 millones de metros cúbicos; el 26 de ese mes de 12 millones de metros cúbicos; y el 17 de mayo llegó a 6,2 millones de metros cúbicos.
Es con este panorama que en los últimos días el presidente de OSE, Raúl Montero, afirmó que quedaban menos de 20 días de agua dulce para poder seguir mezclando con el agua que se toma al sur de Aguas Corrientes, con mayor influencia del Río de la Plata y, por lo tanto, más salada.
Para hacer frente a esta situación, el gobierno decidió construir una nueva reserva, con una represa provisoria de emergencia en la zona de Belastiquí, en el límite entre San José y Canelones.
“Es una zona que cuando sube la marea del río, permite que la fluidez de la toma de agua sea normal; cuando baja, a veces puede haber un período de 24 o 30 horas dificultosas. La represa hace que cuando la marea baja se tenga una reserva para que se puede tener cierta continuidad y seguridad que siempre vamos a tener el agua necesaria para lograr los índices de hoy”, explicó en los últimos días el ministro de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero.
Esa obra, según había dicho OSE, estaría pronta esta semana, pero Telemundo estuvo allí en los últimos días y constató que todavía no hay grandes avances.
Más allá de la situación actual, el problema del agua no es un tema nuevo en Uruguay. Y tampoco ajeno a la política. Actualmente, el gobierno de Luis Lacalle Pou decidió avanzar en concretar el proyecto Arazatí, que hará una nueva toma de agua, sobre el Río de la Plata, y construirá una nueva planta potabilizadora, en el departamento de San José. Sin embargo, el Frente Amplio defiende el proyecto Casupá, que fue dejado en línea de largada por el segundo gobierno de Tabaré Vázquez y que propone ensamblar una reserva de agua al norte de las dos represas existentes, en el arroyo Casupá. Más allá de una postura u otra, los expertos coinciden en que ambos proyectos son necesarios.
Los proyectos en espera: Casupá y Arazatí.
Mientras que el primero costaría US$ 150 millones, el segundo implicaría un gasto de US$ 280 millones más US$ 40 millones por año durante 18 años. Los detalles con @mcastaldi_uy. pic.twitter.com/uO2pGf43H4
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