La propuesta del presidente de la República generó diversas reacciones en diferentes instituciones y organizaciones.
La iniciativa presentada por el presidente Luis Lacalle Pou para convertir el águila del acorazado nazi Graf Spee en una escultura de paloma generó diversas reacciones en diferentes instituciones y organizaciones.
Por ejemplo, el presidente de la Comisión Nacional de Patrimonio, Willy Rey, opinó que los bienes culturales deben conservarse y que generalmente no le convencen las reinterpretaciones como la que se quiere generar con esta iniciativa.
“Creo que los bienes culturales deben conservarse y deben mantener toda la información que portan. Por lo tanto, no me convencen demasiado las operaciones de reinterpretación”, afirmó Rey.
Por otra parte, sostuvo que entiende la postura del Comité Israelita de coincidir con la idea de modificar el águila y reinterpretarla, ya que fueron quienes sufrieron las atrocidades del nazismo.
“Pasa más por buscar los responsables que son personas, más que objetos. El objeto es un bien que porta información, y puede tener significados especiales para algunos grupos. Por eso también son bienes que tienen que ser cuidadosamente atendidos. Es una atención muy especial y es entendible que haya una parte de la población que tenga un gran rechazo por ese bien”, agregó Rey.
No obstante, el presidente de la Comisión de Patrimonio remarcó que él solo puede opinar como ciudadano, ya que la comisión no tiene ningún tipo de injerencia en esta decisión, pero que desde su punto de vista no hay que transformar el águila.
La postura del Comité Israelita del Uruguay
En tanto, el presidente del Comité Israelita del Uruguay, Roby Schindler, dijo que recibieron con sorpresa y alegría la noticia de convertir el águila nazi en una paloma de la paz.
Schindler dijo que esta decisión del Estado uruguayo evita que el águila, mediante una subasta pública, cayera en manos de alguien que haga culto al nazismo.
“Tomamos la noticia con sorpresa, pero al mismo tiempo con alegría. Este es un tema que tenemos en agenda hace mucho tiempo, y estaba como dormido. Sin haberlo hablado, nos enteramos. Me llegó el link para ver la noticia y escuchar al presidente me sorprendió para bien”, dijo.
El presidente del Comité Israelita remarcó que no encuentra motivo para que el águila siga en la condición en la que está y que le parece “maravilloso” que sea exhibida transformada en la que se cuente la historia como debería.
“Ante la eventualidad de que ese águila fuese rematado, no sabíamos qué fin iba a tener. Ahora, que la Justicia haya determinado que el águila le pertenece al gobierno, y que el país haya decidido convertir un símbolo de la guerra en un símbolo de la paz, me llena de orgullo”, apuntó.
Por otra parte, Schindler resaltó como algo positivo que el artista Pablo Atchugarry sea quien se encargue de la escultura. “Seguramente mucha gente el día de mañana conozca la historia de que barco alemán fue hundido en nuestras costas y qué fue lo ocurrió con ese águila, que fue de alguna manera creado para lo más vil que puede hacer el ser humano, y termina siendo transformado por manos maravillosas como las de Atchugarry en un símbolo de la paz. Mejor final no podría tener”, concluyó.