Algunas patologías como la hipertensión, diabetes, cálculos renales y problemas gastrointestinales pueden verse agravados por el ayuno.
A lo largo del día, las personas suelen desayunar, almorzar, merendar y cenar, pero ¿qué pasa cuando tenemos un tiempo determinado para poder ingerir los alimentos? ¿O qué ocurre cuando combinamos espacios para comer con horas de ayuno? A esto se lo conoce como ayuno intermitente. ¿De qué se trata? ¿Hay distintos tipos?
“Tenemos períodos de ventana en los que nos alimentamos y otros períodos, que es el ayuno, en los que no comemos”, explicó a Telemundo la nutricionista Lorena Balerio.
“Si bien hay distintos tipos, el ayuno intermitente más común y conocido es el de 16-8: 16 horas en las que no comés nada y 8 horas que es el período ventana de alimentación, donde consumís las comidas que elegís”, indicó la especialista, y agregó que otro es el ayuno “en el que tenés cinco días que comés y otros dos días donde solo se consumen líquidos”.
Este período ventana es determinado por el paciente: por ejemplo, puede ser desde la mañana hasta la tarde (y se sacrifica la cena), o puede ser desde el mediodía hasta la noche.
De hecho, no es una cuestión de restringir y habilitar la comida de manera azarosa: para que la práctica sea beneficiosa, debe ser controlada.
“Si vos consumís alimentos que sean de escaso valor nutricional podés tener déficit en algunos nutrientes que hacen que tampoco te funcione a la largas practicar el ayuno intermitente”, explicó Balerio.
Algunas patologías como la hipertensión, diabetes, cálculos renales y problemas gastrointestinales pueden verse agravados por el ayuno.
Sin embargo, en algunos pacientes ha sido de ayuda a la hora de perder peso, controlar la ingesta de alimentos, reducir los niveles de colesterol y mejorar la sensibilidad a la insulina.
Pese a no tener datos del ayuno intermitente a largo plazo, los beneficios a corto y mediano plazo sí son tangibles, aunque es imprescindible que se adapte al estilo de vida y no ir contra ella.