Para que una fórmula sea electa necesita el 50% de los votos más un voto: en caso de no lograrlo, se pasa a una nueva instancia de elección, denominada segunda vuelta o balotaje, donde compiten las dos fórmulas más votadas en las elecciones nacionales. Y eso es lo que pasará ahora en Uruguay.
El 1° de marzo de 2025 continúa siendo una incógnita. ¿Por qué? Porque Uruguay todavía no conocé quién será su nuevo presidente. Y tampoco quién oficiará como nueva vicepresidenta. Esto se debe a las reglas del sistema electoral uruguayo y a los resultados obtenidos por las diferentes fórmulas presidenciales en la noche de este domingo 27 de octubre, en las elecciones nacionales: ninguna alcanzó el porcentaje requerido para dar el salto y llegar al Poder Ejecutivo. Por eso, el ciclo electoral tendrá una nueva parada.
Para que una fórmula sea electa necesita el 50% de los votos más un voto: en caso de no lograrlo, se pasa a una nueva instancia de elección, denominada segunda vuelta o balotaje, donde compiten las dos fórmulas más votadas en las elecciones nacionales. Y eso es lo que pasará ahora en Uruguay.
En las elecciones de este domingo, las dos fórmulas más votadas fueron las del Frente Amplio y el Partido Nacional: Yamandú Orsi-Carolina Cosse obtuvieron 1.057.511 votos, lo que equivale al 43,9%; y Álvaro Delgado-Valeria Ripoll cosecharon 644.147 votos, correspondientes al 26,77%.
Ahora ambas fórmulas comparecerán en una nueva elección que será el 24 de noviembre. En esa instancia el voto también es obligatorio.
La segunda vuelta constituye una elección más sencilla en términos organizativos y también de escrutinio. Y es que se trata de unos comicios binarios, donde solo hay dos papeletas: una por fórmula.
Que se haya llegado a la necesidad de una segunda vuelta, además, implica que habrá un debate presidencial obligatorio, tal como establece la normativa.