Abordamos este tema junto al sociólogo Rafael Porzekansky y el director de la Casa del Inmigrante, Carlos Valderrama.
Uruguay es un país de inmigrantes desde su origen. Pero en estos momentos en que la llegada de inmigrantes de la región viene en aumento, vale preguntarse: ¿cuál es nuestra relación con la inmigración? ¿Somos tan tolerantes como pensamos?
Rafael Porzekansky
Las sociedades siempre son un poco autocomplacientes, se miran en un espejo distorsionado y se ven más lindas de lo que en realidad son.
Mucha gente se niega a responder en las encuestas. En este caso, hicieron una metodología de llamar a celulares: tuvieron que hacer 30.000 llamadas para que le respondan 1.000 personas. Hay que leer estos datos con cautela.
Las sociedades en general tienen cierta tendencia a preferir lo parecido. Lo que es siempre un desafío es aceptar a la otra, esto se ve en la inmigración, en las minorías raciales: aceptar al otro es un desafío.
Hay un porcentaje que dice que primero están los uruguayos y luego los inmigrantes, pero para medir xenofobia se necesitan otros elementos.
Solemos minimizar algo como un hecho menor, en relación a la discriminación. Hay una xenofobia solapada, que no creo que termine en un movimiento político xenófobo.
Hablamos también con Carlos Valderrama, peruano que vive en Uruguay desde 1993
Llegué el 2 de setiembre del 93 en Uruguay, más que nada por problemas políticos en la época de Fujimori. Tuve un buen recibimiento en Uruguay por medio de la AEBU, porque yo era bancario. Hubo un recibimiento solidario por parte de ellos y también por otras instituciones.
Tengo una visión clarísima de acuerdo al trabajo que vengo realizando hace casi 20 años: el uruguayo tiene la xenofobia escondida dentro de sí. No es una forma que exprese abiertamente. Pero en todos los países del mundo hay xenofobia y discriminación.
Lo más importante para un inmigrante es regular su identidad a través de la documentación.