El expresidente regresa a la presidencia del vecino país por tercera vez. La victoria fue con el 50,9% de los votos frente al 49,1 del actual presidente con el 100% de los votos escrutados. Tras conocerse los resultados oficiales, Jair Bolsonaro aún no ha reconocido la derrota. "Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy", dijo en su discurso de asunción.
El presidente de la Cámara de Diputados reconoció el resultado en nombre del cuerpo político. Lo mismo pasó con el presidente del Senado. Ello demuestra que existen señales para reconocer el resultado de las urnas. Esta elección es de la consolidación democrática. El rápido reconocimiento de estos actores trae garantías al proceso político que se llevó en estos meses. No podemos leer esta elección como una disputa porque se formó una colación en torno a la candidatura de Lula con un conjunto de partidos muy diversos.
Creo que es una elección polarizada porque la construcción del debate en Brasil genera polarización. En la forma de hacer política tampoco. Me parece mucho más parecida la izquierda brasileña a la izquierda chilena. No es menor el apoyo social y económico que recibió Lula.
Proyecciones para el gobierno de Lula
Creo que no hay espacio para formas muy profundas ni de izquierda por cómo está formado el congreso. Lo que se puede observar es que muchas figuras vinculadas al Bolsonarismo tienen lugares importantes. Lula aún no tiene mayorías y tiene que negociar en el Parlamento.
Esta polarización tiene que ver con el discurso de extrema derecha y también con el rechazo de lo ocurrido con la izquierda. Hay un problema estructural en la política. El corazón es el sistema electoral brasileño, que tiene a la política muy personalista y muy localizada.
Todavía no sabemos quién va a ser el ministro de Economía de Lula. El gobierno no tiene margen de poner grandes cambios y menos en términos económicos. Los datos del pasado permiten interpretar que los cambios no serán tan fuertes.