Jorge Fossati

No voy a empezar esta nota explicando los problemas que tuve para llegar a Los Aromos y mi mala relación con el transporte público (para eso léanse los inicios de: Christian Stuani, Sebastián Bauzá, Diego Godín…) Pero sí voy a aclarar una cosa con respecto al Cutcsa que te lleva al complejo de Peñarol: hay […]

No voy a empezar esta nota explicando los problemas que tuve para llegar a Los Aromos y mi mala relación con el transporte público (para eso léanse los inicios de: Christian Stuani, Sebastián Bauzá, Diego Godín…) Pero sí voy a aclarar una cosa con respecto al Cutcsa que te lleva al complejo de Peñarol: hay dos 103 uno que dice Los Aromos y otro que dice Villa García, el que te deja en Los Aromos no es el segundo, ese otro te deja a seis kilómetros por la ruta. Listo.

Era miércoles y Peñarol entrenaba de 15:00 a 17:00, a las 17:15 llegué, le avisé al portero de Los Aromos que tenía nota con el técnico Jorge Fossati y me abrió el portón sin problemas, sin pedirme identificación ni nada. Pasé. ¡Epa! Yo tengo nota con Darío Rodríguez!, gritó uno de los hinchas que quedó del lado de afuera del portón, malísimo porque no pudo pasar.

Era mi primera vez en Los Aromos así que me metí por donde pude, atravesé la sala de prensa, abrí una puerta de vidrio, caminé por un pasillo con paredes de las que colgaban cuadros con fotografías, doble a la derecha y… ¡Ay! ¡Jugadores descamisados! Un señor vino casi corriendo hasta mí.

¿Quién sos? ¿Qué hacés acá?

¡Perdón! Soy Carla, tengo una nota agendada con Fossati.

Vení, esperá en la sala de prensa porque acá están los vestuarios y hay jugadores cambiándose.

Sentí mis mejillas calientes, seguro estaba roja de vergüenza. Me senté en una de las sillas de la sala de prensa, el sol daba de frente en los vidrios así que me saqué la gorra y la campera, era de día y -a pesar del invierno- hacía calor.

A los cinco minutos apareció Jorge Fossati, flaco, alto, despeinado y con el equipo deportivo de Peñarol.

Hola viej. ¿Dónde hacemos la nota? ¿Acá?

Hola, si quiere puede ir a bañarse y cambiarse, no tengo apuro

¿Tan feo estoy? Vamos, vamos, que si vuelvo para los vestuarios me pongo a charlar y no vuelvo más.

Está bien, gracias.

Fossati sacó mi bolso de una silla, se sentó y en la silla de al lado me senté yo. Estábamos cerquita, a menos de un metro de distancia. Sobre la mesa de vidrio de la sala de conferencias reposaba mi grabador, en la grabación hay palabras que cuestan distinguirse porque Fossati golpeó varias veces con sus dedos el vidrio de la mesa, como para remarcar lo que decía, y eso retumbó en mi artefacto.

Infancia: fútbol, básquetbol y dolencias

Nací en Isla de Gaspar 2486 esquina Camino Carrasco, entre La Unión y Puerto Rico. Cerca de lo que hoy es el estadio de Huracán Buceo. Allí viví hasta los cino años, por lo tanto si bien es cierto que tengo algún recuerdo, después mi barrio de adopción fue Goes, donde viví hasta que me casé a los 23 años con Adriana, mi actual esposa. Por eso mi pasión por el Club Goes.

Hice primaria en dos escuelas públicas, en una me echaron por sinverg… ¡no! Tenía que cambiarme de la tarde a la mañana en tercero o cuarto año pero las dos escuelas estaban cerquita. No hice liceo, hice secretariado comercial en la Universidad del Trabajo. En realidad y en honor a la verdad no lo terminé, me quedó una materia, nunca la di. No tengo el diploma, no tengo el título porque empezó el tema del fútbol.

¿Cómo empezó el tema del fútbol?

El fútbol en mi vida está desde que nací, pero en equipos yo debuto en quinta división con 14 ó 15 años y ya a los 17 me hacen mi primer contrato profesional en Rampla. Entrené en los aspirantes de Nacional porque había quedado pero éramos muchos, me aburría ir y jugar diez minutos entonces no fui más a entrenar. Ahí me llevaron a Rampla.

¿Quién lo llevó?

Un señor amigo que era papá de un jugador de Rampla de aquel momento: Eduardo Rivera, que después jugó en Peñarol y después en Paraguay y Colombia. El papá de él insistió para que yo fuera a entrenar a Rampla. Los conocía porque mi padre tenía un quiosco grande, un salón de quiniela, en la Ciudad Vieja.

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De a poco los jugadores van abandonando el complejo, casi no los distingo porque estoy concentrada en Fossati, uno se para en la puerta -creo que es Píriz- y le pregunta por la hora del entrenamiento del día siguiente. Mañana a las diez, responde el técnico. Y así comienzan a desfilar por el costado de la sala de prensa, uno a uno, el resto de los jugadores. Algunos tosen alto, se ríen o le gritan cosas a Fossati.

¿Nunca vieron una mujer?, le pregunto al técnico.

Parece que no, me responde.

Y seguimos.

 

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Dentro del local de mi padre, que era bastante grande, ellos tenían un pequeño local de otras cosas, de service de radio y televisión y bueno así los conocí. Pero me quedaba muy mal ir a entrenar con Rampla. Irme de Ciudad Vieja hasta el Cerro era más o menos lo que te costó a vos llegar a Los Aromos (aclaro que a Fossati sí le conté toda mi peripecia con el transporte público, porque tenía que justificar mi llegada tarde a la nota) Ese viaje lo hacía todos los días en el viejo y querido 125. Después muchas veces iba desde mi casa y tenía que tomar dos ómnibus. Tomaba un ómnibus hasta La Teja y  después de La Teja al Cerro.

¿Usted solo?

Sí sí, iba solo. Y paralelamente jugaba al básquetbol en Goes, en aquel momento yo era muy alto para el básquetbol, hoy no, hoy soy un enano porque la población ha crecido en tamaño. En aquel momento yo era un 4 ó un 5, hoy sería un 2. Tendría que jugar de alero, afuera y no abajo en las tablas donde no agarraría una. Pero en aquel momento yo era alto y además me apasionaba el básquetbol.

¿Entonces entrenaba para los dos deportes a la vez?

Sí sí. Y en el fútbol llegó un momento en que jugaba en quinta, cuarta y tercera.

¿Siempre de golero?

Siempre. En algún momento en mi barrio, por el tamaño nomás, jugaba también de centro delantero.

Venir de Rampla a mi casa, cambiarme la ropa y salir para Goes en un momento en el 70 me ocasionó que a los 17 años paulatinamente me fuera quedando sin poder caminar. Una enfermedad que hasta ahora no supe bien qué fue. Empezó con las articulaciones, las muñecas, los codos, los hombros, rodilla, tobillos, todo. Fue como un reuma galopante. Incluso el centro médico deportivo mandó un comunicado a Rampla para avisar que yo no podía volver a jugar al fútbol porque tenía serio peligro de quedar mal.

¿Los médicos qué le decían?

Escuché diez diagnósticos diferentes, nunca tuve uno claro.

¿Y cómo se recuperó?

Un jugador de Goes me llevó a un médico español que estaba viviendo acá pero no podía ejercer porque no estaba autorizado. Fui, digamos, de contrabando. Solo te atendían si ibas con un expaciente. Era un veterano de Goes, una historia viviente de Goes: Waldemar Rial.

Mis padres no sabían qué hacer pobres, mi padre era un laburante y esas consultas y tratamientos con el español no eran para un laburante. Y bueno, puso el dinero porque ya habíamos hecho cincuenta consultas y gracias a dios este hombre solamente con masajes en la columna… bueno, acá estoy.

¿Y volvió a Rampla?

Eso fue en mayo, en setiembre vuelvo a jugar. A pedirle por favor al técnico de cuarta división que me pusiera, pero me decía: si te  pongo me matan. Hasta que me puso y le doy las gracias. Era Cabecita Puentes, que me dio la oportunidad de volver a jugar bajo su responsabilidad.

Faltaban cuatro partidos en la cuarta, dije: juego estos cuatro partidos para que no se olviden de mí. El médico me dijo: no vuelvas a jugar hasta el año que viene. Pero resulta que en diciembre me citan para la selección juvenil y ¿qué iba a descansar? Era la oportunidad de ir a la selección uruguaya, no podía pensar en otra cosa que en entrenar.

Entrenábamos al mediodía para acostumbrarnos porque el Sudamericano era en Paraguay. Fui y trabajé pero no llegué en condiciones. Me fue bien pero jugué un partido solo. Después jugó Omar Garate que fue espectacular, salimos vicecampeones con un Paraguay que en su casa nos hizo ver que estábamos en su casa, nos empató en la hora y con el empate fueron campeones.

¿Y el básquetbol?

Cuando vuelvo me hacen mi primer contrato profesional en el fútbol y en aquel momento en el básquetbol no podías jugar si formabas parte de otro deporte como profesional. Pero te cuento una infidencia: el técnico que tenía en Goes, el Pato Paradiso, me llevaba a Pando a jugar por el Pando Club el Campeonato Canelones y yo jugaba con carné cambiado, como Juan García.

¿Y nadie se daba cuenta?

¡A mí no me conocían ni los perros! ¡¿Qué se van a dar cuenta?!

Pero después dejó el básquetbol y se definió por el fútbol ¿no?

Sí. Ahí ya dejo el básquetbol porque empiezo en la Primera de Rampla con la dirección técnica de Pepe Sasía, juego ese año el 71. Terminó el año y estábamos atrasados (en el pago) como ocho meses. Yo ya tenía 17 para 18 años y quería ayudar en mi casa. No cobraba nunca. Le pedí al presidente de Rampla que me dejara ir, me fui a Central y no mejoró mucho la situación en la parte económica. Jugué un año en Central y ahí me vio Peñarol y me trajo, tenía 19 años para 20. Así vine a caer acá en este club, te podés imaginar que en aquel momento era como tocar el cielo con las manos.

¿Usted era hincha de Peñarol?

Tenía sentimientos hacia un equipo pero nunca lo dije, no me gusta entreverar. Yo soy de los que piensa que una vez que te convertís en profesional no podés decir: hoy soy hincha de Rampla. Mentira, si mañana yo enfrento a Rampla lo quiero matar.

Un hincha de verdad no cambia la camiseta. Yo siempre digo que del único equipo que siempre fui toda mi vida es de Goes, esa camiseta no la voy a cambiar por nada.

Yo hoy estoy trabajando y no me gusta estar con la demagogia de decirle al hincha: yo soy hincha de Peñarol. Porque yo dirigí a River y a Danubio y tuve que enfrentar a Peñarol y yo le quería ganar. Cuando sos profesional te convertís en hincha del cuadro en el que estás. Yo necesito sentirme parte de donde estoy, sentir que estoy en las entrañas del club y que no hay otro lugar mejor en el mundo para dar mi máximo. Necesito estar involucrado sentimentalmente.

Te voy a decir para no hacer misterios: yo era hincha de Nacional de pibe, pero ya jugando en Rampla yo ya era hincha de Rampla. Aquello de Nacional se terminó para mí. Cuando vine a Peñarol lo de Nacional se murió.

 

 

Su carrera profesional como jugador y su familia

En Peñarol estuve ocho temporadas, hasta el 80. En el 81 me venden a Independiente de Argentina.

¿Ya tenía hijas?

En el 76 y 78 Nacieron Dahiana y Alejandra. Y en el 83, cuando yo estaba jugando en Olimpia de Paraguay, nació mi tercera hija Silvana. Estuve diez años afuera y siempre con mi señora y mis hijas, por eso no me puedo olvidar nunca del valor que tuvo mi señora.

No es nada fácil irte por ahí, prácticamente el cuidado de mis hijas recaía solamente sobre Adriana. Yo participaba muy poco, estaba muy -demasiado tal vez- metido en mi carrera. Con viajes, concentraciones y ella se las tenía que arreglar sola, y no estuvimos en lugares muy simples ni muy fáciles. La Petisa es una guapa de verdad.

¿Cuánto hace que están casados?

Hace 38 años, ahora el 29 de setiembre cumplimos 39 años de casados. Hoy es prácticamente una de las excepciones. Desgraciadamente, porque creo que la familia es la base de cualquier sociedad.

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Jorge Fossati tiene la voz ronca, como profunda. Habla pausado –muy pausado- y a uno le dan ganas de terminarle todas las frases, porque es desesperante que arrastre así las palabras y no termine la idea. En este punto de la entrevista, cuando habla de su matrimonio, dedica casi media hora a explicarme el valor de la familia.

Me fui al joraca con la filosofía, me dice en un momento en el que se da cuenta de que la luz del sol ya no está y que las voces de los jugadores ya casi no se escuchan.

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Usted me habla de todo esto porque tiene un lado religioso muy latente

Yo soy católico.

¿Va a misa y todo?

Sí, pero no soy ningún buen ejemplo de nada. No porque vaya a misa o porque tenga otro tipo de hábitos quiere decir que yo sea mejor que nadie. Conozco muchas personas que ni saben pero desde mi punto de vista son mucho más cristianas que yo, porque sus actitudes en la vida son de cristianos. Yo tuve la gracia de recibir instrucción católica y de fe.

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El Flaco, así le dicen, vuelve a perderse en este tema. Él maneja la entrevista a su antojo y yo lo dejo porque habla de cosas interesantes y logro ver un lado más “humano”, diferente al del director técnico de ojos grandes, cara de loco y tono malhumorado al que estoy acostumbrada a ver en la tele previo y post de cada partido. Llega a hablarme de su relación con el cura Mateo Méndez, fueron vecinos en Goes y lo admira profundamente.

Y continúa.

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¿Me tendría que dar vergüenza decir que le agradezco a dios por lo bueno que nos pasa? Yo no le pido nunca para ganar, le pido para que podamos hacer bien nuestro trabajo. Yo me doy cuenta, hay mucha gente que me ve en una misa y es como que ve un bicho raro. No sé por qué si sos conocido no podés ir a misa.

Con la selección, por ejemplo, nos juntábamos una vez cada tanto y teníamos por hábito ir a la virgen de Lourdes y no sé, algunos pensaron que el pastor o el cura Fossati los ponía en fila a los muchachos y les decía a Paolo Montero o al Chengue Morales: o venís o no te pongo.

Está difícil para llevar al Chengue a prepo a rezarle a la virgen…

Claro, no se ponen a pensar que a tipos con esa personalidad los vas a llevar de las narices. Eso fue una iniciativa de los jugadores, iba el que quería. Había jugadores que no iban y punto. Era una actividad más. Incluso acá en Los Aromos armamos una capillita en un costado del complejo, como tienen en muchísimas partes del mundo.

Acá no se tiene la costumbre de hacer una oración antes de salir a la cancha todos juntos, será que alguno se enteró que yo la hago pero no con la obligación de que me siga alguien. Lo hice desde la primera vez que llegué con los pibes de la quinta de Peñarol, le podés preguntar al Tony Pacheco. Creo que no los estoy invitando ni atrás de ningún vicio, ni los llevo la noche anterior a una discoteca a que tomen alcohol.

Después adentro de la cancha yo voy a ser el peor hijo de la madre para intentar ganar, eso no tiene nada que ver con la religión, lo importante es cómo te portás en la vida. Cualquier ventaja que le pueda sacar al rival en la cancha se la voy a sacar. Yo no soy ejemplo de nada, no soy san Jorge, trato de ser buena gente, nada más.

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Pasan otros 20 minutos y Jorge Fossati sigue insistiendo en los valores, en la religión, en dios y en su forma de ver la vida. Lo interrumpo:

¿Me está dando una clase de vida?

No… yo no puedo dar clases de nada, debo plasticina de jardinera

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Retomemos, usted se va de Peñarol a Independiente ¿entonces?

En independiente estuve un año y poquito porque se rompe “la tablita” (cambiaria)  en Argentina, yo tenía contrato en dólares y llegó un momento en el que ganaba más que el presidente de la República. Los economistas que vean esta nota…

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Volvemos a ser interrumpidos, esta vez es el Bola Lima que se para sonriente en la puerta de la sala y nos mira entretenido a Fossati y a mí.

Fossati: ¿Qué querés?

Bola Lima: Nada

Fossati: Bueno, hasta luego

Bola Lima: ¿Qué?

Fossati: ¡Que hasta mañana!

El Bola Lima se va a las risas.

Y otra vez le pregunto al técnico: ¿nunca vieron una mujer?, y otra vez me responde: parece que no

Y seguimos.

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Yo llegué a Buenos Aires con un dólar a dos mil y a fin de año estaba a diez mil. Para mi representaba lo mismo porque acá no había pasado, pero por otro lado para Independiente era insoportable pagarme. Me dan un año a préstamo a Millonarios de Bogotá. Cuando volví estaba todo peor. Entonces ¿qué sentido tenía seguir en Independiente? Para estar en un equipo grande podía seguir en Peñarol. Entonces llegamos a un acuerdo y me quedé con el pase. Me fui a Olimpia en el 83 que fue cuando nació mi hija Silvana. Después fui a Chile, después vuelvo a Argentina, después me voy a Florianópolis donde juego tres años y ahí termino mi carrera en el 90 en Curitiba.

¿Cómo fue ese retiro?

Tenía contrato renovado pero prácticamente los dos últimos años sufrí mucho con la rodilla y yo faltaba tres días a entrenar y me sentía la peor porquería, sentía que estaba robando la plata. Tenía miedo de aceptar la renovación y que al otro año la rodilla empeorara. Me retiré en una buena, con un buen sentimiento y una buena imagen del último partido que jugué, eran 20 años como profesional, yo tenía 38.

 

Su carrera profesional como técnico y la experiencia en Medio Oriente

Vuelvo a Uruguay, yo ya había empezado en Argentina el curso de técnico. Después me fui a Brasil y en Brasil no hay curso oficial hasta hoy. Me vine para acá, me anoté para hacer el segundo año acá. Me tuve que comer dos años más porque tuve que dar una materia de primero, tuve que hacer todo el año por una materia. Yo ya tenía el diploma de primer año y con eso podés ser técnico de juveniles o ayudante de Primera. Me llama Roque Máspoli, el supervisor de los juveniles, a instancias del Indio Olivera que era técnico de la quinta pero pasaba a tercera. Ahí me llama don Roque para la quinta de Peñarol, por supuesto que dije que sí. Trabajé en quinta el primer año, el segundo año me dieron la cuarta también y ahí empezó mi carrera como profesional de esto, de entrenador.

¿Le apasionó tanto como ser jugador?

Sí sí. A mí me gustaba mucho jugar, pero dentro de mí estaba esa veta de entrenador porque siempre fui de prestar mucha atención en lo que hacían mis entrenadores. Cotejaba qué hubiera hecho yo en estas circunstancias y eso me fue haciendo. Tuve la suerte de jugar en muchos países, de tener técnicos de varias nacionalidades, grandes maestros aquí y en otras nacionalidades. Cuando terminé en el 90 tenía clarísimo de que tenía que terminar mi curso. Lo seguí haciendo mientras trabajaba con los juveniles de Peñarol. Y en el 93 tengo diferencias en cuanto al contrato…

¿Por dinero?

Cambia la directiva y se nos baja el contrato a todos los técnicos de juveniles, yo no estuve de acuerdo y me fui. A los tres meses me vino a buscar River para ofrecerme el equipo principal. (Sergio) Markarian estaba trabajando pero avisó con un mes de anticipación que se iba, por lo tanto yo iba a trabajar junto con él ese mes y cuando él se fuera yo tomaba el equipo. Así pasó, así fue.

Yo dirigí tres años River, después vuelvo a Peñarol pero a Primera en el 96.  En el 97 voy a Cerro Porteño, en el 98 vuelvo a Danubio, en el 99-2000 voy a Colón de Santa Fe, vuelvo a Danubio un mes porque se terminaba el Clausura y me pidieron que volviera y vine esos dos meses. Pero en el inicio de 2003 me voy a Liga de Quito. En abril de 2004 me llaman de la selección, me vengo y estoy hasta el 2005. No sigo en la selección porque entendí que era lo correcto.

¿Fue después de no clasificar?

Sí, Australia. Tenía el ofrecimiento de seguir pero el Ejecutivo tenía seis meses más de mandato y me parecía que no correspondía comprometerme ni comprometer a la AUF en cuatro años más de contrato cuando en junio no se sabía quién iba a ser el Ejecutivo. Esperé, me voy a Qatar, pero firmo por cinco meses nada más esperando, y en el medio de ese camino asume Tabárez por lo tanto me ofrecen la continuidad allá y renové por dos años con el Al-Sadd.

¿Cómo es allá? (Qatar)

Es una experiencia totalmente diferente. Yo fui una semana solo, no con mi familia. Observé todo, hablé con sudamericanos que estaban allá. Percibí de entrada cosas importantes, como una seguridad de 110%. Eso ya era una buena base. La mejor infraestructura para poder trabajar con jugadores que por ahí no tienen mucha mentalidad profesional, pero para eso te contratan.

¿Cómo hacía para comunicarse con ellos?

Primero con un traductor, al poco tiempo ya con aquel inglés que tenía de 40 años atrás, que había hecho en la Universidad del Trabajo en Secretariado Comercial.

¿Y le entendían?

Claro, yo usé el traductor pero me quedaba con las dudas de qué les traducía porque su español tampoco era confiable. Lo que empecé a hacer fue largarme con el inglés, que aunque parezca mentira apreté el enter y estaba en la memoria. El tema es que algunos solo hablaban árabe. Los dividía, los ponía al lado de los que más hablaban inglés y ellos mismos me servían de traductor. Así seguí.

Incluso le fue bastante bien

El “bastante” sácalo, me fue demasiado bien. En esos primeros dos años completamos la temporada 2005-2006, estaban quintos y los sacamos campeones en esa liga. Hay dos copas y ganamos una. Al siguiente año en 2006-2007 por primera vez un equipo -y hasta ahora no lo ha conseguido nadie- sale campeón de todas las copas que se juegan. No completé el segundo año porque me dan la selección, gracias a dios nos fue muy bien en la selección. Tuve una operación a la que fue sometido, parecía una apendicitis y era una infección, una especie de peritonitis, pasé jodido unos días y después cuando dieron con el antibiótico pasó todo. Esa fue la razón por la cual largué la selección y me volví.

Después me voy a Liga de Quito, Inter de Porto Alegre, después vuelvo allá y siguiendo con el tema de Qatar en 2011 metemos algo como milagroso que es la Champions League de Asia que, con todo respeto, cariño y agradecimiento a los qataríes, es como salir campeón de la Libertadores con un equipo de Bolivia del llano, sin tener la ayuda de la altura.

¿Y cómo lo logró?

¡Yo qué sé! Se dio, salimos campeones, fuimos a jugar el campeonato del mundo. Primero eliminamos al campeón de África, después en semifinales nos cruzamos con el Barcelona de Guardiola. Los jugadores se miraban entre ellos y decían: ¿qué estamos haciendo acá? Barcelona nos hizo cuatro, pero dejamos muy buena imagen. Yo pensé que nos iban a borrar hasta el nombre. Jugamos la semifinal contra el dueño de casa, el campeón de Japón, les ganamos y nos metimos en el podio en una copa del mundo de clubes desde Qatar, algo bastante complejo que se dio. Ojalá que se les dé de vuelta pero fue un milagro. Por eso te digo: mejor imposible.

Pero ahí por otros temas, personales –no familiares- decido volverme en el 2012.

¿Ya no se sentía cómodo?

Dejémoslo por problemas personales, si no tengo que entrar a explicar e involucra a otras personas y no me gusta hablar mal de nadie.

Vuelvo en el 2012, voy a Cerro Porteño, después voy a Emiratos a un club fantástico (Al-Shabab) pero tuve la mala suerte o la suerte, no sé, de que un jeque que es a su vez presidente de la comisión de fútbol del club, entendiera que dentro de sus roles está indicarle al técnico cómo parar al equipo o qué jugador tiene que jugar. Cuando se dio cuenta de que no hacía lo que él quería fui despedido. Así de simple. No llegué a debutar, no llegué al primer partido.

¿Es verdad que los sueldos de allá son casi disparatados en comparación con los de Uruguay?

En comparación con Uruguay no es disparatado pero hay una gran diferencia. En comparación con otras partes del mundo es normal. Pero no te oculto que después de 35 años de carrera la diferencia económica la hice en los últimos cinco ahí, esa es la verdad.

 

Ahora de regreso en Peñarol

Después de todo eso me vuelvo a mi casa. Estudio proyectos en diciembre, no me convenció ninguno del todo.

¿Qué proyectos eran?

La selección de Guatemala, alguna cosa de Brasil, alguna cosa de otra selección sudamericana.

Estoy en mi casa de afuera, en el este, y me llama Peñarol después de los torneos de verano cuando ya va a empezar el campeonato, cinco días antes.

¿Usted se contactó con alguien?

Para mí ponerme en contacto con alguien es faltar totalmente a la ética.

Tal vez le contó a alguien que estaba por acá…

A esta altura de mi vida yo no preciso andar diciendo dónde estoy. Pero no tengas  la menor duda que si te quieren encontrar te encuentran. No estoy diciendo que todos me quieren, pero que todos me conocen sí, en el mundo del fútbol sí. Me conocen, algunos dirán que soy un burro y otros dirán que soy bueno. Y en el mundo del fútbol todos sabemos dónde está fulano.

¿Quién lo llamó?

Me llama el presidente. Y yo dije que hasta que no fuera público lo de Tito (Gonçalvez) no íbamos a hablar. Él lo entendió perfectamente porque me conoce de toda la vida. Se van a reunir conmigo el gerente deportivo Carlos Sánchez y Walter Pereira, eso fue un sábado, el domingo terminamos de arreglar. El lunes el entrenamiento lo dirige Paolo (Montero) y yo empiezo el martes. El lunes se arregla todo por teléfono.

Ahí me pone Juan (Pedro Damiani) en manos libres, es medio extraña la situación, y hablo con toda la directiva que estaba reunida en el Palacio, ya una vez que estaba acordado todo. Al otro día, el martes a la mañana estaba acá trabajando en una semana que llovió, era el diluvio final. No paraba de llover y yo con la necesidad de meter al equipo en la cancha y darle una idea de lo que yo quería. Porque el domingo empezábamos a jugar contra River.

Llegó con el plantel ya armado

Sí.

¿Y qué le pareció?

Mirá, me pasó con otro grande de América, Independiente. Me había llamado el presidente para que agarrara el equipo. Faltaban diez partidos para terminar el campeonato, en el que se fue a la B. Yo lo estudié 24 horas el tema y le dije al presidente: no soy la persona indicada, usted necesita alguien que llegue tomando decisiones y para eso hay que tener un conocimiento del plantel, yo conozco a varios de sus jugadores de nombre y hasta los vi jugar pero eso no quiere decir conocer realmente al jugador.

La gran diferencia con Peñarol es que yo conocía a varios, a varios los había dirigido. Yo además hacía unos meses que estaba acá y estaba por dentro de cómo es este, cómo es el otro, los había visto jugar muchas veces.

Si acepté la responsabilidad no es solo porque me llaman y me piden en un momento de mucho nerviosismo. Era un compromiso complicado pero era un club en el que estuve once años, esta es mi temporada número doce. Llega un momento en el que vos en honor a eso tenés que dejar de hablar y de decir que sos agradecido y hay que demostrarlo.

Por eso no prioricé otras cosas, vine a meter el pecho a las balas, asumí pero también consciente de que tenía un plantel con cualidades. Lamentablemente después me voy encontrando con dificultades, muchos lesionados, suspendidos, lamentablemente tenemos un montón de líos colaterales pero siempre creí en las cualidades de este plantel.

¿Hasta cuándo tiene contrato?

Hasta diciembre. Por el simple hecho de que yo no podía hablar más. ¿Cómo voy a firmar más allá de diciembre si en diciembre hay elecciones?

Y les dije que para seguir se tenía que quedar el grueso del plantel, si no no tenía sentido seguir. Y así ha sido.

Se lo ha visto enojado por los pocos partidos amistosos concretados

Esto es una realidad que yo no la invento, hoy por hoy nosotros arrancamos sin ninguna duda con una desventaja con respecto a todos los países de América, están todos jugando partidos oficiales. ¿Por qué no se juega acá?  Preguntale al presidente de la AUF. Yo nunca había visto acá tres meses de receso, nosotros terminamos el 18 de mayo y vamos a empezar el 16 de agosto. Cuando el 90% de los otros países no tuvieron más de un mes. Están jugando copas locales, algunos ya están jugando la Liga, en Brasil se está jugando el campeonato brasileño. En Paraguay el campeonato paraguayo, en Bolivia que es el que más me interesa está terminando una copa ahora, el campeonato de invierno, y precisamente el equipo que vamos a enfrentar va a la final (Club Jorge Wilstermann)

¿Eso lo desespera?

¡¿Cómo no me voy a desesperar?! ¡¿Cómo lo vas a paliar eso?! ¡Es imposible! Porque eso es competencia oficial, eso no hay cómo igualarlo, pero sí lo podés disimular. ¿Cómo? Con amistosos. Entonces me desespero cuando no tengo amistosos. La mayoría de los amistosos internacionales tenemos la complejidad de hacerlos porque están todos jugando. Lo que pasa que hablo yo y yo soy el quejoso, el que pone excusas. Parece que todo lo digo desde mi lado, es para sacar ventaja, ¡yo no quiero sacar ventaja de nada!

Lo que te estoy diciendo es que los demás nos sacan ventaja. La misma pregunta me la hago yo ¿Por qué no estamos jugando acá? ¿Qué pasa? Me lo pregunto desde fines de mayo, cuando me entero que vamos a jugar en agosto digo: ¡Pero pará! ¿a quién vamos a esperar que está en el Mundial? Tenemos de acá un jugador y medio, ahora dos porque volvió Fucile. Pero ¿a quién tenemos que esperar? ¿Por quién no podemos jugar?

¿Y usted como técnico de un equipo grande no puede hacer nada contra esto?

Desde el punto de vista técnico deportivo no, son decisiones de los dirigentes. Y los dirigentes de Uruguay, como pasa en todas partes del mundo, lamentablemente cuando se organizan los calendarios, los campeonatos, incluida la Copa del Mundo, en lo último que piensan es en el interés deportivo, en el interés de la calidad del espectáculo, en la calidad deportiva.

¿A vos te parece que en un Mundial un jugador puede estar en la mejor condición cuando viene de jugar 60 partidos?, es el momento en que tiene que estar de vacaciones y lo llevás a jugar el torneo más importante que juega en su vida, acá hay algo que está mal. Pero los derechos televisivos, los derechos económicos en general son los que marcan las pautas. Yo supongo que en la AUF también hay razones económicas, que son las que marcan las pautas. El problema es que cuando los resultados deportivos no son los mejores, todo esto se olvida.

¿Entonces esto tiene que corregirlo la AUF?

Yo no sería tan exigente con la AUF hoy porque también se está viviendo un momento especial, hay un Ejecutivo provisorio, no se sabe quién va a seguir la semana que viene y así es complejo también. ¡Pero ni que hablar que acá la que decide es la AUF!

¿Y Peñarol entonces cómo prepara la Sudamericana y el Uruguayo?

Seguimos trabajando para ver si dentro de esto de que están jugando todas las ligas igual podemos hacer algún partido internacional que nos vendría muy bien. Hay posibilidades, veremos si se concretan. Por eso me enojé bastante cuando se suspendió el partido de River. Para mí el que no puso realmente las ganas de jugarlo fue River.

Es que era para jugarlo, si había una lloviznita nada más…

Yo creo y saco la deducción y que me disculpen, ¿por qué? no sé, pero a River no le interesaba mucho jugar.

¿Dice usted que tenía miedo?

Y… tal vez porque era el debut del nuevo entrenador, no sé. Si hubieran tenido ganas, ese martes se jugaba. Por lo que tengo entendido CAFO (Comisión Administradora del Field Oficial) pidió para que no se jugara pero si hubieran tenido ganas se quedaban…

¿Se asustó el Muñeco? (Marcelo Gallardo, técnico de River?)

No no… no es solamente el entrenador. Pero yo no sé qué razón tuvieron, pero alguna razón tuvieron y ellos fueron los que determinaron que no se jugara. Si yo viajo a Argentina a jugar un amistoso y estoy allá, supongamos que no se podía jugar el martes, me quedo 24 . No me cambia nada, desde el punto de vista económico los perjudicados son los organizadores. Pero no, ellos tomaron la determinación de volverse.

Yo no te hablo de miedo ni de nada pero me enojé bastante porque pienso que no nos respetaron, no respetaron a las siete mil personas que hasta ese momento compraron la entrada y a  un montón de gente que lo pensaba ver por televisión. No es la respuesta apara darle a un club como Peñarol. El club es demasiado grande como para que venga otro cualquiera, grande aún -aunque no tan grande como Peñarol-, y poco menos que se vayan sin decirte “hasta luego”.

Por eso me pone muy fastidioso, esto es simplemente un paliativo, los amistosos, porque soy consciente, la mayoría de ustedes no, porque estaban mirando el Mundial, durante un mes ustedes no existieron acá, pero es mi obligación porque yo sí tengo intereses en mi club y sigo pensando. Acá parece que desde muchos ángulos se metieron en el Mundial, ustedes justificadamente pero ¿los demás? ¿Por qué la AUF paró? Poco menos que la AUF cerró las puertas.

¿Pero los clubes le piden explicaciones a la AUF? No entiendo

Yo tampoco y no soy el adecuado para contestarte. Pero ¿por qué en junio no estábamos jugando? ¿Por qué no programamos lo que vamos a hacer después? ¿Por qué? Esto no lo invento yo, esto se jugaba en 1914, un torneo que se llamaba Competencia que era el torneo preparación para el Uruguayo. ¿Por qué no se juega?

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Las persianas de Los Aromos están cerradas, alguien las cerró en algún momento de la entrevista pero no me di cuenta. Hace mucho frío ahora, me pongo el gorro y me despido.

Chau Fossati, gracias

No no, de acá no te vas sola

¿Es peligroso?

Claro vieja. Esperá que le pido a mi asistente que te lleve hasta la ruta

Esperé diez minutos, dos señores me llevaron en camioneta hasta la ruta y ahí tomé el 103 de regreso al Centro.

Pero antes de arrancar el motor, estos dos señores esperaron a que Fossati se fuera del complejo. Uno le dijo al otro:

A ver si le arranca, porque ese auto tiene como 20 años.

Miré por la ventana de la camioneta y vi a Fossati en un auto que, estoy casi segura, era un Mini Morris.

 

@carlaUG