La Agencia Espacial Europea (ESA) junto con el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) inauguraron la nueva "Luna en la Tierra", una instalación que simula las condiciones del astro terrestre y servirá para preparar a astronautas, científicos, ingenieros y expertos en misiones para vivir y trabajar en el satélite.
Dos astronautas y un robot marcharon sobre la superficie de la Luna, aunque no salieron de la Tierra ni subieron a una nave especial, ¿cómo es posible esto?
La Agencia Espacial Europea (ESA) junto con el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) inauguraron la nueva "Luna en la Tierra", una instalación que simula las condiciones del astro terrestre y servirá para preparar a astronautas, científicos, ingenieros y expertos en misiones para vivir y trabajar en el satélite.
El simulador cuenta con un área de 700 metros cuadradas con 900 toneladas de granos y rocas volcánicas derivadas del basalto, que se procesan para crear un material que es similar al "regolito" o polvo lunar que se generan por la colisión de rocas espaciales sobre la superficie de la Luna.
También, hay un simulador solar que imita los ciclos diurnos y nocturnos de la Luna, incluidas las difíciles condiciones de iluminación de las regiones polares, aunque no detallaron qué va a pasar con las temperaturas que van desde los 200°C en el día a los -184°C por la noche (excepto en los polos, que se mantiene a -96°C casi constantes).
Como si esto fuera poco, la base sobre la que caminan los astronautas en el entrenamiento tiene una profundidad de tres metros, lo que les permite simular perforaciones y toma de muestras.
La Luna no tiene atmósfera ni gravedad por lo que de momento se genera el entrono de baja gravedad con carros móviles incrustados en el techo que siguen los movimientos de un astronauta o explorador. De todas formas, se espera que en poco tiempo se puedan adaptar nuevos sistemas de descarga gravitatoria para seguir acerándose a las condiciones lunares al igual que el uso de una rampa para practicar cómo serían las pendientes lunares.
Por último, y no menos importante: la comunicación. Las salas de control están conectadas en tiempo real con los centros de control de misiones en Alemania y en todo el mundo. En un futuro esperan conectarse con la propia Luna para realizar simulaciones de misiones continuas.