Cada vez que llegaba a un ordenador, desplegaba un cartel en la pantalla que decía: “Soy Creeper, atrápame si puedes”.
Se estima que para el año 2025, el cibercrimen implicará -para empresas y gobiernos de todo el mundo- más de US$ 10.000.000 en pérdidas. El robo de datos, el secuestro de información y la expansión de los programas maliciosos son un riesgo constante para un mundo cada vez más sumergido en el universo digital.
Sin embargo, el virus que lo empezó todo en 1971 no perseguía ningún objetivo criminal. Pero para empezar a hablar de Creeper, como se lo llamó a este primer virus informático, tenemos que viajar a un momento de la historia en la que ni siquiera existía internet como lo conocemos hoy.
En su lugar, operaba Arpanet, que fue algo así como el antecesor de internet. Arpanet comenzó a operar en 1969 y era una red de computadoras montada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Su objetivo era poder conectar -a través de los primeros ordenadores disponibles- a diferentes universidades e instituciones académicas con centros estatales para intercambiar información.
Naturalmente, no todo el mundo tenía acceso a Arpanet, sino que solo los expertos podían utilizar los equipos. Uno de ellos era un empleado de la empresa BBN, llamado Robert Thomas.
Por aquel entonces, Thomas y sus colegas teorizaban mucho sobre el potencial revolucionario de las computadoras. Basado en la idea de un programa capaz de recorrer la red saltando de una computadora a otra, desarrolló Creeper.
Enseguida Creeper se convirtió en una pieza de software huidiza y rápida, pero absolutamente inofensiva. Cada vez que llegaba a un ordenador, desplegaba un cartel en la pantalla que decía: “Soy Creeper, atrápame si puedes”. Y luego desaparecía, sin hacer daños, para saltar a otra computadora conectada a la red.
Con Creeper también se empezó a pensar en los primeros antivirus para computadora. Y si bien no fue necesario aplicarlo con este primer prototipo de virus, sí allanó el terreno para enfrentar lo que vendría algunos años después.