Kombucha, kéfir y más: la ciencia detrás de las bebidas fermentadas, un producto ancestral que hoy está de moda

Al ser un producto al que no se le agregan conservantes, una vez enlatados o embotellados, hay un plazo de 3 a 4 meses para consumirlo

Bebidas como kéfir o la kombucha están de moda, y se ganaron un espacio dentro de las opciones elegidas regularmente. Sin embargo, si bien la moda es relativamente reciente (hablando en términos masivos), la técnica detrás de estas bebidas es ancestral y se sabe que su consumo data de hace más de 8.000 años. 

Las bebidas fermentadas son tan antiguas que se desconoce si su origen fue una mera casualidad azarosa o algo buscado, pero lo cierto es que luego de ser descubiertas, se comenzaron a colar en la dieta de las distintas civilizaciones y perduraron hasta la actualidad.

Pero, ¿de qué se trata esto de las bebidas fermentadas no alcohólicas? “Son bebidas que en el proceso de elaboración transforman los azúcares en ácidos lácticos, que son los probióticos, organismos beneficiosos para la salud, que una vez siendo ingeridos llegan vivos al intestino y nos facilitan el proceso digestivo y fortalecen el sistema inmunológico”, explicó a Telemundo la fermentista y antropóloga de la alimentación Suraia Abud. 

Este grupo de bacterias se encarga de transformar el agua azucarada en ácido láctico, pero... el hecho de que el azúcar desaparezca, ¿hace que la bebida sea apta para todo público? 

“Estamos haciendo estudios con la Facultad de Química y también la Escuela de Nutrición para estudiar cuánto azúcar residual queda en la bebida. Hemos hecho pruebas con algunas personas diabéticas y no les modifica para nada el índice de azúcar en sangre”, explicó.

Suraia y su socia Sofía llevan años realizando kefir de agua e incluso recibieron premios para seguir desarrollando el producto. 

La mezcla de agua, azúcar, frutas y bacterias generan en un plazo de 3 a 4 días una primera fermentación (esto depende de la temperatura del ambiente, en invierno los plazos son más largos), luego se filtra, se agregan más frutas para saborizar y se realiza el segundo fermentado que es el que genera una leve gasificación y en un plazo de 10 días ya queda lista la bebida. 

Al ser un producto al que no se le agregan conservantes, una vez enlatados o embotellados, hay un plazo de 3 a 4 meses para consumirlo