Solo el 20% de las personas adultas declaran tener sueños lúcidos regulares y las técnicas de entrenamiento de la lucidez no siempre son exitosas.
Los sueños lúcidos no son fáciles de describir y la experiencia suele variar de persona a persona. Se trata de cuando una persona está soñando y es consciente de estar soñando.
La ciencia todavía no tiene del todo definido cómo funcionan los sueños lúcidos, pero en los pocos estudios vinculados al tema se pueden leer testimonios de personas que aseguran que los sueños lúcidos los beneficiaron. Por ejemplo, ha ayudado a procesar el dolor, a ser más creativos, a inspirarse para crear ficción, a pensar soluciones para el mundo real o simplemente pasar un buen rato.
Solo el 20% de las personas adultas declaran tener sueños lúcidos regulares y las técnicas de entrenamiento de la lucidez no siempre son exitosas. Esto es así porque los sueños lúcidos tienen lugar durante la fase REM de nuestro descanso, la más profunda de los cinco ciclos que generalmente componen el sueño.
Según declaró al MIT un investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison que estudia la cognición humana "se puede argumentar que el sueño lúcido es una especie de recurso descuidado”. Es que “ese estado podría usarse tal vez para el entretenimiento y la resolución creativa de problemas, y para aprender sobre cómo funciona la memoria y todo tipo de neurociencias".
Pero lo cierto es que dentro del estudio de los sueños, los lúcidos son los más relegados y los más difíciles de estudiar. Sin embargo, ya en el tratado “Sobre los sueños” firmado por Aristóteles en el siglo IV a. C., aparece una mención a este particular juego de la mente. Aunque fue en 1913 cuando un psiquiatra holandés acuñó el término para definir un sueño en el que uno experimenta tener percepción. A finales de las década de 1970 se verificó científicamente la idea y se dio un pasó más con la confirmación de que un sueño lúcido no solo implica tener control sobre ese mundo onírico, sino que también los soñadores pueden accionar decisiones que tomaron estando despiertos.
Pero en febrero de este año un estudio dio vuelta el tablero. Se demostró que “los soñadores lúcidos podían mantener una comunicación bidireccional con las personas que estaban despiertas”, reportó el MIT. Según detalla la revista Current Biology, el estudio se replicó en cuatro laboratorios diferentes en distintas partes del mundo. Allí “hacían preguntas a los soñadores lúcidos (como "¿cuánto es 8 menos 6?") con mensajes hablados, pitidos, luces intermitentes o estimulación táctil”. De esta forma, “los participantes respondieron con movimientos oculares específicos”. Así, los investigadores “efectivamente tuvieron una conversación con alguien que estaba dormido”.
La ciencia todavía no sabe bien qué está buscando con la investigación de los sueños lúcidos. Pero tiene una certeza: entenderlos un poco mejor, sería avanzar en el largo camino en el conocimiento de la mente humana.
El MIT y la Sleep Foundation (ONG dedicada al estudio del sueño) publicaron una lista de aspectos que ayudan a tener un sueño lúcido. No hay una receta aceptada.
Mantener un registro de los sueños: anotar todo apenas te despiertes o grabarlo en un audio.
El poder de la sugestión: dormirse pensando en tener un sueño lúcido, convencerse de eso.
Una prueba de realidad: un estudio de la Universidad de Stanford instaló la “prueba de realidad”. Se trata de incorporar un hábito repetido varias veces al día (prender o apagar la luz, mirarse en el espejo por ejemplo) para repetirlo consciente o inconsciente en el sueño.
Meditación: varios estudios encontraron relaciones entre la meditación y el sueño lúcido, aunque todavía no está clara cuál podría ser esa conexión.
Videojuegos interactivos: un estudio de la Universidad de Oxford encontró una relación entre la inmersión en escenarios ficticios y los sueños lúcidos.