Si bien la dislexia se puede diagnosticar en cualquier etapa de la vida, desde la primera infancia ya se presentan señales que pueden servir de indicador para consultar con un profesional.
La dislexia es una dificultad en el aprendizaje que afecta a más del 10% de la población; sin embargo, 9 de cada 10 personas no está diagnosticada. ¿De qué se trata la dislexia? ¿Cómo lo viven las familias? ¿Qué ocurre cuando llega el diagnóstico?
Leer lento, confundir las letras, negarse a escribir, aburrirse al copiar del pizarrón y numerosos reacciones más pueden ser un síntoma de dislexia, ¿pero de qué se trata exactamente?
“Es una dificultad para aprender a leer: a una persona se le ha enseñado a leer, pero por una razón neurobiológica hereditaria no lo puede hacer como el resto de sus compañeros, no puede leer en forma fluida, exacta y automatizada”, explicó a Telemundo el pediatra Gustavo Abichacra.
Si bien la dislexia se puede diagnosticar en cualquier etapa de la vida, desde la primera infancia ya se presentan señales que pueden servir de indicador para consultar con un profesional.
“Una de las cosas a las que más hay que prestarle atención es al lenguaje, cualquier chico que tenga un problema del lenguaje, la mitad va a tener dificultades para posteriormente leer”, explicó Abichacra.
Según los profesionales, un diagnóstico tardío puede causar frustración, abandono de la enseñanza formal y déficit de atención.
La dislexia, al ser hereditaria, es algo que acompaña a la persona durante toda su vida; sin embargo, esto no limita su potencial de desarrollo. “Siempre les digo: que nadie te convenza de que no vas a poder ser abogado o médico, vas a poder ser lo que quieras, siempre y cuando puedas aprender de la manera en la que podés”, apuntó Abichacra.
Entender por qué un niño o niña tiene dificultades para aprender una nueva habilidad no siempre es fácil, y más cuando se trata de algo tan común en la actualidad como leer y escribir.
En el caso de María y su hijo Santiago, lo primero que les dijeron es que solo se trataba de falta de atención, así que lo medicaron.
“Nosotros empezamos en sala de cinco a ver que había cosas que no lo vinculaban bien con el aprendizaje. Fuimos a hablar al colegio y no tuvimos buena llegada, que esperáramos, que era el más chico, y como mis hijos son adoptivos, que la culpa era de la adopción”, contó María a Telemundo.
A la misma situación se enfrentó la madre de Iñaki, pero hace muchos años atrás, y ante la falta de información, creó Disfam (Organización Internacional Dislexia y Familia), que es la primera organización iberoamericana que apoya a familias con dislexia.
La historia de la familia de María y también la de Iñaki es la de muchas y, en ambos casos, tener un diagnóstico les dio mucha tranquilidad.