La oveja Dolly, el legado de un experimento que revolucionó la biología hace 25 años

Fue el primer mamífero clonado de la historia

Un 5 de julio de hace 25 años, cualquiera que saliera a la calle y pasara por un quiosco de revistas no iba a poder evitar encontrarse con el rostro de la oveja Dolly.

Fue el primer mamífero clonado de la historia, que nació luego de 277 intentos. Se hizo como parte de una investigación para producir medicamentos para animales de granja.

Por aquel entonces, los titulares adelantaron que aquello era un mojón histórico para el desarrollo de la biología. Resultó ser cierto: la clonación de Dolly sí causó una revolución, pero no necesariamente una tan fantasiosa como se esperaba.

En cambio, el evento fue el puntapié inicial de una revolución científica que abrió infinitas oportunidades para la medicina regenerativa, la biología y la agricultura.

Quien recordó la fecha en su cuenta de Twitter fue el científico Gonzalo Moratorio.

Y aunque el nacimiento de Dolly desató los peores temores sobre la clonación humana, lo cierto es que, aunque a nivel académico fue una revolución, su uso clínico sigue estando muy lejos de ser una realidad porque, en la práctica, es un proceso demasiado complicado. En estos años no fue siquiera factible usar la técnica para fabricar órganos "a la carta", algo que se había adelantado como posible en su momento, porque los científicos todavía tienen varios obstáculos por resolver.

El otro gran sacudón de la investigación biológica a raíz de Dolly fue la edición genética. Este método ha permitido a los científicos cambiar el ADN de animales, plantas y microorganismos con gran precisión, lo que contribuyó al desarrollo de nuevas terapias, abrió la posibilidad de curar enfermedades hereditarias y ayudará a mejorar los cultivos para lograr plantas más resistentes a sequías y plagas.

Pero pese a sus ventajas, la edición del genoma esconde un peligro: que se use para la manipulación humana; y eso pasó.

En 2018, después de saltarse todas las leyes y códigos éticos posibles, el científico chino He Juankui anunció que había utilizado una técnica basada en la clonación de Dolly, pero en embriones humanos y para darles la "habilidad natural" de resistir al VIH.

El investigador fue condenado a tres años de prisión por su experimento, pero las tres niñas que nacieron en el proceso tendrán que ser vigiladas médicamente el resto de sus días -ellas y sus descendientes, si los tienen- porque, a día de hoy, la edición genética aún tiene incertidumbres.

Esto cruzó todas las líneas rojas posibles, pero ¿es posible evitar que se repita? Diversas instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud o la UNESCO están elaborando una guía ética sobre este tema y se suman a otras asociaciones que promueven el uso responsable de las técnicas de edición genética.

Hoy, 25 años después, la clonación sigue siendo en gran medida un misterio y un debate que sigue abierto donde está en juego mucho más que la oveja Dolly.