Este mineral es esencial para estabilizar las baterías de los autos eléctricos.
Cuando hablamos de un futuro más verde solemos pensar en esa imagen donde los humanos usamos toda nuestra capacidad tecnológica y científica para tomar decisiones de consumo y producción más eficientes.
Parques eólicos, paneles solares y automóviles eléctricos suelen estar asociados a esta idea de sostenibilidad y progreso ambiental.
Pero lo cierto es que incluso todas estas tecnologías sustentables tienen un lado oscuro en algún punto de su cadena de producción. Al menos esta es la tesis que propone un video ensayo publicado esta semana por los periodistas Johnny Harris y Cleo Abram (que si no los conocés te recomiendo que explores su trabajo en YouTube).
Esta publicación bucea el lado oscuro del cobalto, ese mineral azul que durante décadas se utilizó únicamente para confeccionar cerámica azulada y que hoy es uno de los commodities más requeridos en la industria tecnológica precisamente para fabricar baterías de autos eléctricos.
¿Cómo fue que el cobalto se volvió tan importante? Sencillamente porque es un mineral esencial para estabilizar las baterías de autos eléctricos. Actualmente el litio es el principal ingrediente de estas baterías. Pero al haber cada vez más y más compañías interesadas en la producción de autos eléctricos, se encontró en el cobalto una materia prima capaz de regular el calor y la volatilidad de las baterías. Es decir que el cobalto ayuda a hacer baterías más duraderas y seguras, que no explotan y aumentan la autonomía de los autos permitiendo recorrer más kilómetros antes de necesitar una recarga.
Resulta que el 70% de las reservas mundiales de cobalto se encuentran en un mismo lugar: la República Democrática del Congo. Un enorme país alojado en el centro de África que curiosamente debería ser uno de los más ricos del mundo, según esta dupla periodística. Es que el Congo está asentado sobre oro, diamantes, uranio, carbón y otro montón de materias primas muy valiosas. Pero por siglos, el Congo fue sistemáticamente saqueado por países desarrollados que extraen su riqueza a un costo muy alto que suele pagarse con vidas humanas en África.
Ya sucedió con los llamados “diamantes de sangre” y está sucediendo también ahora con el cobalto, según reportes de varios medios internacionales como The New York Times.
En este caso fue hace dos décadas cuando China se adelantó a la jugada y compró 15 de las 19 minas de cobalto que funcionan en el Congo. ¿Por qué lo hizo si el cobalto no era tan valioso entonces? Básicamente porque creían que el futuro podía estar en este mineral que ya entonces se utilizaba para fabricar baterías de celulares. Y no se equivocaron.
El valor del cobalto en el mercado no para de aumentar. Pero lo cierto es que China no pretende vender el cobalto a países como Estados Unidos sino que cuando la demanda de vehículos eléctricos realmente estalle, el país asiático estará listo para introducir sus propios modelos de autos eléctricos y a precios más competitivos porque controla gran parte de la cadena de producción de las baterías. Según detalla Bloomberg, esta estrategia se conoce popularmente como Made in China 2025.
El cobalto es un recurso finito y esta carrera por alcanzar la mejor batería está generando explotación humana, sobre todo en niños, y una destrucción del medio ambiente que supuestamente estas nuevas tecnologías buscan remediar.
Si bien no hay dudas de que las baterías son una mejor opción que los combustibles fósiles, es cierto que todavía falta investigación. Los analistas más optimistas creen que es posible generar baterías más eficientes, ecológicas y que formen parte de una gran cadena de reciclaje.
Aunque, al menos por ahora, el futuro verde no parece ser tan verde como pensamos.