Aunque los científicos ya habían observado respuestas inmunitarias en la piel durante infecciones, encontrar reacciones similares "es una sorpresa".
La piel tiene su propio sistema inmunológico y este hallazgo podría llevar al desarrollo de vacunas sin agujas. Aunque los científicos ya habían observado respuestas inmunitarias en la piel durante infecciones, encontrar reacciones similares "es una sorpresa". El estudio se realizó en varias etapas con dos universidades estadounidenses.
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y aunque la mayoría de las veces tendemos a considerarlo como pasivo, la ciencia descubrió que tiene la capacidad de producir sus propios anticuerpos para combatir distintas infecciones incluso en tejido sano, según informa la revista Nature.
Desde la universidad de Pittsburgh en Pensilvania aseguran que "la idea de un sistema inmunitario semiautónomo en un tejido periférico es muy emocionante" y da paso a pensar en terapias que dejen por fuera las agujas y encuentren en la piel un aliado terapéutico.
Ahora bien, el sistema inmunológico debe mantener un delicado equilibrio: protegerse de patógenos dañinos sin atacar a los microorganismos beneficiosos que habitan en nuestra piel.
Para este estudio, evaluaron el comportamiento de la bacteria Staphylococcus Epidermidis–un habitante común e inofensivo de la piel humana y desde la universidad de Stanford, observaron que: "cuando el sistema inmunológico detecta una bacteria amistosa, no simplemente la ignora; se activa y genera una respuesta que fortalece la inmunidad local".
Esta bacteria no solo activa las llamadas células b –responsables de producir anticuerpos–, sino que la piel puede mantener esta respuesta durante más de 200 días, incluso sin la ayuda de ganglios linfáticos.
Una vez que descubrieron esto, modificaron la bacteria para que presentara proteínas extrañas en su superficie y al aplicarlas en la piel de ratones se lograron respuestas inmunitarias similares a las provocadas por vacunas convencionales, protegiendo a los animales incluso frente a dosis letales de la toxinas
Con esto en mente, se puede desarrollar el potencial de vacunas no inyectables que podrían aplicarse como una crema sobre la piel, lo que las haría más accesibles, económicas y fáciles de distribuir, especialmente en regiones con recursos limitados. Además, este enfoque podría ser clave para desarrollar vacunas que actúen en las mucosas, como las del sistema respiratorio, ayudando a prevenir infecciones antes de que comiencen.