Básicamente, lo que busca es conectar cualquier cosa -desde un auto o un electrodoméstico- a internet.
Cada vez es más común que escuchemos hablar sobre el impacto que el internet de las cosas tiene y tendrá en la vida cotidiana de millones de personas.
Esta tecnología, que busca conectar casi que cualquier objeto -desde un auto hasta una cafetera- a internet, está en un proceso de crecimiento continuado.
Según un informe de la compañía Isbel, especializada en transformación digital, el despunte del internet de las cosas en los últimos años puede verse aplicado más que nada en el desarrollo de ciudades inteligentes, en empresas, en granjas inteligentes, hogares, personas y hasta en la industria de las mascotas.
La publicación destaca que en todos estos ámbitos las aplicaciones del internet de las cosas se concentran en tres grandes áreas: sustentabilidad, seguimiento y monitoreo, y seguridad. Vamos a repasarlas.
Sustentabilidad
El cuidado del ambiente debería ser un tema prioritario en la agenda internacional. Y si bien no existen soluciones mágicas, la tecnología podría colaborar a vivir en un mundo más sustentable. En ese sentido el internet de las cosas ya se está utilizando en ciudades inteligentes para medir la calidad del aire, gestionar luminarias o reducir la emisión de gases de efecto invernadero en edificios, empresas y hogares.
Seguimiento y monitoreo
Con un ojo siempre puesto en la protección de la privacidad, el internet de las cosas está siendo útil para hacer seguimientos en tiempo real. Flotas de vehículos, ambulancias, ganado y hasta personas -mediante la telemedicina- pueden estar bajo monitoreo constante respaldados en esta tecnología. Esto se puede ver reflejado en herramientas que van desde dispositivos que miden las variables ambientales y el estado de un suelo para configurar de forma automática cuándo regarlo, hasta la llamada automatización hogareña que se utiliza para iluminar o controlar la temperatura de una casa de forma automática e inteligente.
Seguridad
Por último, el internet de las cosas -ayudado por otras tecnologías como el reconocimiento facial- se utiliza más que nada en herramientas de videovigilancia en ciudades y edificios inteligentes. Son herramientas capaces de detectar y alertar de forma automática situaciones de riesgo en ámbitos públicos y privados. Este aspecto es uno de los más controvertidos dentro del paradigma del internet de las cosas ya que se demostró en varias oportunidades que los algoritmos que controlan estos sistemas suelen tener sesgos de raza y género.