Marie Curie: un invento que salvó vidas, dos premios Nobel y un legado científico con 155 años de historia

Hoy la radioterapia salva vidas, las prolonga o ayuda a reducir el dolor. Y todo comenzó en un pequeño cobertizo y una científica inquieta.

“Estoy entre aquellos que piensan que la ciencia tiene una gran belleza. Un científico en su laboratorio no es solo un técnico: también es un niño ante fenómenos naturales que le impresionan como un cuento de hadas”. La científica Marie Curie fue la autora de frases como esta, pero también fue la responsable de dejar una huella imborrable en la ciencia universal.

Sus trabajos catapultaron el desarrollo de la física moderna con el descubrimiento y el estudio del polonio y el radio. De hecho, sus investigaciones la llevaron a la muerte por una excesiva exposición a materiales peligrosos. Sin embargo, se cree que fue un invento en particular lo que terminó dañando su salud de manera irreversible: la radiología móvil que llevó a los campos de batalla durante la Primera Guerra Mundial.

Cuando estalló el conflicto bélico, Curie vivía en París y todas sus investigaciones se detuvieron repentinamente. Como contrapartida, la científica quiso contribuir a la lucha. Entonces se dio cuenta que los médicos de batalla tenían recursos deficientes para atender a los heridos con rapidez. Los rayos X -inventados en 1895- ayudarían a ganar tiempo y recursos, pero eran máquinas gigantescas, inamovibles e instaladas únicamente en grandes hospitales.

Fue así que Curie propuso llevar la radiología a todos lados con vehículos que transportaran máquinas de rayos X portátiles.

Pero Curie no era médica ni mecánica, por lo que tuvo que buscar varios apoyos para poder construir su invento. Las ayudas vinieron de los lugares menos pensados: la Unión de Mujeres de Francia, la Cruz Roja, un único ingeniero español y su hija Irene Curie.

Juntos armaron un camión que producía rayos X en tubos y contaba con un cuarto oscuro para revelar las placas casi al instante. En pocos años Curie y su equipo montaron 20 camiones y capacitaron a 150 mujeres que juntas dieron asistencia a más de un millón de soldados.

Curie murió en 1934 con la salud muy deteriorada. Su cuerpo fue enterrado en un ataúd recubierto de plomo por miedo a que la contaminación de radio se extendiera en la tierra. No obstante, un artículo publicado en la revista Nature en setiembre de 1955, puso en duda esta cuestión.

“Curie no pudo haber estado expuesta a niveles letales de radio mientras estaba viva”, detalla la publicación. Y agrega que “la enfermedad de Curie se debió más probablemente a su uso de la radiografía durante la Primera Guerra Mundial”.

El siguiente dato no va a sorprender a nadie: cuando terminó la guerra, Curie no fue reconocida. Algunos historiadores señalan que fue por el resentimiento que la científica despertó en Francia luego de liarse con un hombre casado. Pero así y todo, los premios y condecoraciones no eran algo que a Curie le pesara, ya había rechazado varios.

Hoy la radioterapia salva vidas, las prolonga o ayuda a reducir el dolor. Y todo comenzó en un pequeño cobertizo y una científica inquieta.


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