Los científicos creen que las condiciones bajo las que los cuasicristales se formaron en el espacio exterior, probablemente en las colisiones entre asteroides durante los inicios del sistema solar hace miles de millones de años, son comparables a aquellas producidas durante las explosiones atómicas.
El 16 de julio de 1945 será recordado como el día en que los seres humanos dimos un paso irreversible en la historia. Fue aquella mañana en un desierto de Nuevo México, en Estados Unidos, que se explotó la primera bomba atómica.
El desarrollo de esta bomba nuclear cambió las reglas del juego y precipitó el fin de la Segunda Guerra Mundial, no sin antes cargarse la vida de más de 200.000 personas en Japón. Sin embargo, la primera bomba atómica también transformó las geociencias porque sintetizó por casualidad el primer cuasicristal producido por los humanos.
Los cuasicristales son materiales que se diferencian de los cristales comunes por su estructura interna y la disposición tridimensional de sus átomos, son extremadamente raros y solo se habían visto antes de forma natural en rocas que llegaron desde el espacio, o sea meteoritos. Concretamente en uno que cayó en Siberia hace 15.000 años y fue objeto de varios estudios.
Los científicos creen que las condiciones bajo las que los cuasicristales se formaron en el espacio exterior, probablemente en las colisiones entre asteroides durante los inicios del sistema solar hace miles de millones de años, son comparables a aquellas producidas durante las explosiones atómicas.
Pero, ¿una explosión atómica puede replicar las condiciones de un choque entre dos asteroides en el caos y la ferocidad espacial? Pues sí.
Aquel día de julio de 1945, la bomba creó un cráter de casi un metro y medio de profundidad y 80 metros de ancho. La temperatura alcanzada durante la explosión superó los 1.500 grados y la presión osciló entre los cinco y los ocho gigapascales. Estas condiciones lograron vaporizar la capa superficial de la arena del desierto donde se detonó la bomba y nació ella, la trinitita, el cuasicristal de origen humano. Todo esto lo detalló un artículo científico de la revista PNAS publicado en mayo de 2021 y titulado “Síntesis accidental de un cuasicristal previamente desconocido en la primera prueba de bomba atómica”.
La trinitita es un material formado más que nada por cuarzo y un grupo de minerales agrupados bajo el nombre de feldespato, que tiene un color verde pálido. Según publicó el portal especializado Materia, algo similar sucedió en Hiroshima, “donde buena parte de la ciudad acabó convirtiéndose en arena de playa”.