Natalia De León: No hubo flores en la muerte de mi madre

Un arreglo floral de gran porte con la leyenda “No hubo flores en la muerte de mi madre”, dialoga con su imagen tomada en el momento de su emplazamiento. Durante dos meses las flores se irán descomponiendo naturalmente, alejándose de su imagen estática en el momento de su mayor belleza.Esta instalación enfrenta lo real con […]

Un arreglo floral de gran porte con la leyenda “No hubo flores en la muerte de mi madre”, dialoga con su imagen tomada en el momento de su emplazamiento. Durante dos meses las flores se irán descomponiendo naturalmente, alejándose de su imagen estática en el momento de su mayor belleza.

Esta instalación enfrenta lo real con su representación. La fotografía es la metáfora de una construcción cultural globalizada donde las imágenes son la herramienta principal con las que nos construimos como individuos y nos relacionamos como sociedad.

Representaciones de fácil e inmediata lectura, que producimos y consumimos anteponiendo la mirada estandarizada e impuesta a la individual y personal. Lo que queda escondido debajo de esos cánones, como la gran ausencia de la pos modernidad actual, es el mundo real, objetivo, que en esta obra estará representado por el arreglo de flores naturales.

Una fotografía nos acerca y nos aleja, nos recuerda lo que hubo a la vez que nos distancia de su esencia. Esta obra es un diálogo entre la belleza y la muerte, la fragilidad de la vida de fácil descomposición frente a la robustez de la eternidad de su imagen, que es la misma de su muerte; y es también un ejercicio de empoderamiento frente al vacío de la muerte que lo llena todo.