Sabina y Serrat volvieron a cantar en Montevideo: "28 canciones de un concierto antológico, con sobredosis de ironía y sarcasmo"

La crónica de Carlos Dopico.

Esta tercera presentación del catalán Joan Manuel Serrat y el andaluz Joaquín Sabina comenzó con la presentación de sus heraldos, dos pajarracos animados que atravesaban el océano y aterrizaban forzosamente en Uruguay.

De esa manera, tras varios minutos, en los que incluso el público graciosamente interactuaba con los personajes en pantalla fue que finalmente bajaron por la escalinata sobre el escenario los Reyes del Verso, los Amos del cuento, Joaquín y Nano.

Desde el comienzo mismo de este maratónico recital, en el que Sabina, Serrat y los 10 músicos conducirían por 3 horas, quedó clara la tónica. En tono de comedia, como si fueran dos cultores del stand up, los septuagenarios se bastardearon mutuamente y confesaron su admiraron al otro.

Estaba tan programado cada movimiento que ni el más irreverente se atrevió a romper el guión estipulado. Era imponente la puesta en escena, y la profundidad visual y discursiva propuesta de fondo.

El recorrido sería una enorme retrospectiva, 28 canciones de un concierto antológico, con sobredosis de ironía y sarcasmo. Las razones de esta tercera gira en conjunto es el respeto y la gran amistad entre ambos pero desde el comienzo fue otra cosa la que confesaron: nos gusta la guita y trabajando la mitad ganamos el doble.

Abrieron con Esta noche contigo, alternando interpretaciones en conjunto y otras en solitario, cruzando repertorio y amenizando con hilarantes monólogos.

Las malas compañías, Lo niego todo, Pero que hermosas eran, La magdalena, 19 días y 500 noches, Las nanas de la cebolla, Cantares, y Lucía antecedieron a Mediterráneo, uno de los temas insignias de este extenso repertorio. El idilio de aquella emblemática canción fue hoy atravesado por la realidad migratoria y los cadáveres de pobres iraquíes que hoy naufragan perdiendo todo.

Cursada la mitad del concierto y luego de una disputa que recorrió las leyendas de ambos, Joaquín y Joan Manuel pactaron un armisticio, mitad tregua mitad vicio para sellar el amor artístico entre ambos.

El punto más grotesco de esta comedia musical fue el Pirata cojo, cuando Sabina ingreso al escenario vestido de pirata y Nano como un corsario con un pájaro sobre el hombro.

Luego llegarían Princesa, Señora, Una Mujer desnuda, Y sin embargo, Hoy puede ser un gran día, y el mix entre Noches de Boda y Nos dieron las diez.

Sabina volvió a recitar los versos de su deuda canción a los uruguayos y Serrat dio cuenta del vínculo que sostiene con nuestro país desde hace años. He milongueado con Zitarrosa, Desalambrado con Viglietti y navegado con Sampayo confesó Nano, íntimo de Benedetti y Galeano.

Para los bises, Contigo, Paraules en cual ambos cantaron en Catalán, y Pastilla, para cerrar con Pequeñas cosas y Fiesta entre admiración y aplausos.

La crónica de Carlos Dopico