Les proponemos poner la lupa sobre la cifra del déficit fiscal del 2018, que fue de unos 2.400 millones de dólares o un 4% del PIB.
Cuentas claras conservan la amistad, dicen por ahí. Así que hoy les proponemos poner la lupa sobre una cifra que se conoció en las últimas horas: el déficit fiscal del año pasado, que fue de unos 2.400 millones de dólares o un 4% del PIB.
En esta gráfica tenemos los últimos diez años y sus resultados fiscales: el más bajo se registró en 2011, que fue de un 0,8% del PIB, le sigue 2010 con un 1,4%. Y miren ustedes los más altos: 2016 y 2018 con un déficit del 4% del PIB, números que no se veían en los últimos 25-30 años. Y aquí no está puntualizado, pero como referencia mencionemos que en 2002, cuando el país pasaba por una fuerte crisis, el déficit fue menor, de un 3,7%.
Por otra parte, el gobierno había previsto cerrar el 2018 con un déficit de 3,3% y no lo consiguió por múltiples factores. Que quede claro, aquí el propósito no es ver si se gastó mal o si se gastó bien, mucho o poco, sino detenernos en los datos.
Y vamos a meternos en ese 4% porque ayer cuando el Ministerio de Economía comunicó el resultado dijo que el déficit era de un 2,7% “descontando” el efecto cincuentones, que son unos 800 millones de dólares. ¿Qué quiso decir con ese ‘descontando’?
Ustedes saben que hay un grupo de personas que tienen la opción de abandonar el régimen de aporte mixto: los llamados cincuentones. Cuando eligen esa opción las AFAP tienen que pasarle al BPS su dinero ahorrado, que luego irá a un fideicomiso, con el que luego se les irá pagando la jubilación.
Imagínense ahora una planilla contable de las cuentas públicas, con ingresos y egresos: esas transferencias de los aportes de los cincuentones que se vienen haciendo desde octubre entran hoy en la columna de los ingresos, pero la realidad es que van a convertirse en egresos cuando haya que pagarle las jubilaciones a estas personas, por eso no podemos hablar de una reducción genuina del déficit fiscal, sino más bien de un efecto puntual que de hecho va a tener un efecto rebote en los números de las cuentas públicas en los próximos años. También hay que entender que esto no es un capricho, se usa esa metodología contable en base a un manual global del Fondo Monetario que rige desde el 2014.
Dicho esto, recordemos que tanto el gobierno como analistas, calificadoras de riesgo y organismos internacionales han precisado una y otra vez que el déficit fiscal es hoy una tecla floja para Uruguay. Y la tendencia muestra que en años electorales el déficit no baja.
Quien se refirió a este tema es el precandidato del Frente Amplio y ex presidente del Banco Central, Mario Bergara. "Hay muchos gastos que son endógenos, como llaman los economistas, que son rígidos y están en ascenso en algunos casos. Es un desafío difícil que hay que, aún en el marco del año electoral, poner sobre la mesa y dialogar entre todos", sentenció.
Uruguay necesitará seguir pidiendo plata prestada para financiarse. Hoy se conoció que el gobierno este año requerirá financiamiento por unos 2.950 millones de dólares ¿cómo los va a cubrir? Con uso de reservas, emisión de bonos o notas del tesoro y dinero de organismos multilaterales.