"Lo que sería un desecho se transforma en combustible", destacó el gerente de Logística de Alur.
Luego de un trabajo de un año y medio, Alcoholes del Uruguay (Alur) logró transformar un residuo en un nuevo biocombustible y exportó 300 toneladas a Países Bajos.
El negocio surge de la necesidad de Alur de encontrar nuevos productos y clientes y de los europeos que buscan bajar sus emisiones de carbono.
El producto final fue vendido por US$ 300.000.
"Desde unas inversiones que hicimos en la planta de Paysandú de producción de bioetanol podemos recuperar aceite de maíz. En esta planta de Montevideo lo complementamos y producimos el biodiesel", explicó Adrián Gómez, gerente de Logística de Alur.
Esta mezcla se hace en otras partes del mundo, pero es nueva en Uruguay.
"Llevó mucho trabajo técnico. Por suerte tenemos tecnología que lo permite y un equipo profesional que lo pudo lograr. Lo destacable es que estamos complementando todo el proceso, es mucho más circular, lo recuperamos de un proceso de Alur y lo transformamos en otro proceso de Alur. Lo que sería un desecho se transforma en combustible", añadió.
Las emisiones del uso de este combustible son un 85% menores que el gasoil común.
¿Para que se usará? "Se va a utilizar en distintas proporciones de mezcla en los motores tradicionales. No hay ningún impacto para los vehículos", respondió.
Al ser un producto circular, que no genera desperdicios y que hace mejor al ambiente, es más caro, pero los europeos lo demandan.
"Ellos están con una fuerte política de disminución de las emisiones. De alguna manera están dispuestos a captar estos productos de alto valor agregado y así los precios también lo indican", cerró.