Casi la mitad de las reclusas tuvo su primer hijo antes de los 18 años.
El 95% de las mujeres privadas de libertad en Uruguay no completó los estudios secundarios. Esta es una de las conclusiones de un estudio encomendado por el Proyecto Crisálidas, que llevan adelante la Universidad Claeh y la organización española Incidem.
En julio del año pasado había 1.033 mujeres presas en el país. En setiembre y octubre se realizó la investigación en las cárceles de mujeres de Montevideo, Rivera y Salto. Se hicieron 20 entrevistas, tres talleres focales y 75 encuestas.
Se encontró una población que, aún heterogénea, tiene cuestiones en común. "Deserción escolar en edades tempranas, maternidad adolescente, lo que influye en trayectorias laborales muy precarias, con poco acceso a trabajos formales y, dentro de la formalidad, trabajos muy precarios dentro del sector servicios. Emerge con mucha fuerza también los problemas de salud mental", enumeró Florencia Rondán, de la consultora Nómade.
Andrea Hernández, del proyecto Crisálidas, detalló que la institución tiene como objetivo "abordar la situación de vulnerabilidad de las privadas de libertad, abordando desde la sociedad civil organizada, las instituciones del estado y el sector privado con perspectiva de género y de derechos humanos".
Más cifras del estudio
- El 58% de las reclusas tiene de 25 a 39 años. La edad promedio es 33 años.
- El 51% está en prisión por delitos vinculados al tráfico de drogas, principalmente el microtráfico.
- El 85% tiene condena.
- El embarazo adolescente es frecuente: el 47% de las reclusas tuvo su primer hijo antes de los 18 años.
- El promedio de hijos es de 2,6 por cada privada de libertad, lo que duplica el promedio general de la población.