No sólo se ha dejado de tomar agua de OSE "en vaso", sino que también se dejó de usar para preparar mate, café e infusiones.
Hoy en Montevideo sólo el 6% de los hogares utiliza agua de OSE para tomar. Dos tercios de los hogares “se pasaron” al agua embotellada a raíz de los problemas generados por la sequía. El año pasado menos de un tercio de los hogares consumía regularmente agua embotellada y hoy lo hace en 94%.
Y si bien en todo Montevideo hoy son pocos los que toman agua de OSE, en el pasado había diferencias por zonas. En la zona costera y del centro de la ciudad casi cuatro de diez no tomaban agua de OSE antes de la crisis hídrica. En el resto de Montevideo quienes no tomaban agua de OSE eran bastante menos, casi la mitad. Es en esa parte de la ciudad donde más se percibe el cambio de hábito.
En el interior del país hay situaciones diversas: en el sur, que incluye Canelones, San José y Maldonado, menos de un tercio de los hogares sigue consumiendo agua de OSE, mientras que en el resto de los departamentos más de la mitad lo hace, y son pocos –alrededor de uno de cada 10—quienes han cambiado sus hábitos en el último año.
¿Cuáles otros usos de agua han cambiado en la capital en estos últimos meses? Muchos, porque no sólo se ha dejado de tomar agua de OSE “en vaso”, sino que también se dejó de usar para preparar mate, café e infusiones:
- Antes más de 9 de cada 10 hogares llenaban la caldera con agua de la canilla. Hoy más de 8 de cada 10 la llenan con agua embotellada. Este cambio afecta a aún más hogares que el del “vaso de agua”, ya que antes había hogares donde no se tomaba agua de la canilla pero casi no había hogares que preparan mate con agua mineral.
- Otro cambio grande es en el agua para cocción. Antes prácticamente todos hervían verduras y fideos con agua de la canilla. Hoy casi la mitad llena la olla con agua de una botella.
Cuando el agua se usa para consumo no humano, los hábitos cambiaron menos: 6 de cada 10 montevideanos regaban sus plantas con agua de OSE, y 4 siguen haciéndolo. Un tercio lavaba el auto con agua de OSE, y la mitad de quienes lo hacían lo siguen haciendo. Puede que rieguen y/o laven el auto con menos frecuencia, y al menos de esa forma estén contribuyendo a ahorrar agua, pero en ese rubro aún un grupo continua usando el agua OSE.
La disparada en el consumo de agua embotellada, ya observada por quienes miden las ventas de los comercios, se explica entonces por el casi universal abandono del agua de OSE para tomar en la capital. Aquí se triplica el número de hogares que consumen agua envasada y se duplica en los otros departamentos del sur del país. Las medidas adoptadas hasta ahora son a lo sumo paliativas como la rebaja de impuestos al agua embotellada, o entrega de agua a poblaciones vulnerables. Para la gran mayoría de los hogares, la crisis impacta en un mayor gasto y también en un problema logístico de acarreo de agua, sobre todo para los hogares sin vehículo propio.
Y los datos sugieren que los montevideanos no estarían economizando agua para otros usos todo lo que podrían. Pasaron a comprar botellas para consumo humano, pero muchos siguieron regando las plantas y lavando los autos. Si sigue saliendo agua de la canilla, se gasta. Eso fue lo que siempre hicimos.
Esta nota presenta los resultados de una encuesta nacional telefónica (a teléfonos fijos y celulares) de CIFRA en todo el país: 1009 entrevistados entre los días 15 de junio y 2 de julio de 2023.