Además de prácticas sadomasoquistas por las que pagaba de $ 2.000 a $ 2.500, el imputado también le tomaba fotos desnuda por las que le prometió dinero que nunca pagó.
Entre los 11 imputados que irán a juicio oral por la denominada Operación Océano -la mega causa de explotación sexual a menores- hay empresarios, docentes, un fotógrafo y un juez de menores retirado, entre otras ocupaciones.
Para el exjuez, el fotógrafo y un empresario agropecuario la fiscal del caso, Mariana Alfaro, pide seis años de penitenciaría por la retribución a menores para realizar actos sexuales y por producción y almacenamiento de material pornográfico con utilización de menores.
El exjuez de menores tenía 63 años en 2015, cuando se contactó mediante Tinder con la víctima, de 15 años, para ofrecerle dinero a cambio de prácticas que incluían castigos sexuales. Las prácticas, según indica la solicitud de Fiscalía, “consistían en apretarle el cuerpo a punto de asfixiarla, darle fustazos en los genitales, así como en todo el cuerpo de la víctima”.
Además de estas prácticas sadomasoquistas por las que pagaba de $ 2.000 a $ 2.500, el imputado también le tomaba fotos desnuda por las que le prometió dinero que nunca pagó. En la computadora del hombre hallaron fotos en las que la menor estaba desnuda, atada y en algunas había otras adolescentes. Los encuentros se dieron en hoteles durante tres años y muchas veces el exjuez pasaba a buscar a la víctima a la salida del liceo, en pleno día. Nunca le preguntó la edad a la adolescente.
Entre los restantes imputados hay un empresario agropecuario de 56 años al día de hoy, que mantuvo relaciones con dos menores de edad y con una tercera adolescente, de 16 años. La menor le confesó su edad y le dijo que estaba al amparo del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), pero los encuentros se repitieron. En la casa del hombre mantuvieron relaciones sexuales durante varios días a cambio de un lugar para dormir y comida. Tras esto, el hombre la dejaba en una plaza y una vez le entregó un puñado de monedas, ante el pedido de ayuda económica de la adolescente.
El fotógrafo imputado en el caso contactó a su víctima por Instagram. Se trata de una adolescente de 13 años, con la que mantuvo relaciones a cambio de dinero en al menos tres oportunidades y en una de ellas, un tercero les tomó fotografías, que el imputado subió a Instagram y Tinder. El objetivo era encontrar a otras personas que quisieran mantener relaciones. Fue la madre de la menor quien descubrió los mensajes y presentó la denuncia.