El día de lo sucedido, Luis llegaba a trabajar en el Expreso Pocitos, ubicado en avenida Brasil y Benito Blanco, a una cuadra de la rambla.
“Me salvé raspando, si me demoro unos segundos más me agarra”. Esas fueron las palabras de Luis, un mozo que trabaja hace 40 años en el icónico bar Expreso Pocitos, ubicado a pocos metros de donde el ómnibus de Cutcsa rompió el muro de la rambla y terminó en la playa, en un hecho que continúa conmocionando a la zona y que está bajo plena investigación.
El episodio ocurrió el pasado sábado 26 de octubre, sobre las 7:30 horas, en avenida Brasil y la rambla, en el barrio Pocitos: un ómnibus que venía por avenida Brasil cruzó la rambla a gran velocidad, atravesó el muro de contención de la rambla y terminó sobre la orilla de la playa.
Aún hay mucha incertidumbre sobre lo ocurrido; el chofer del ómnibus continúa internado en grave estado y desde la empresa se han negado a hacer declaraciones. Las imágenes de las cámaras de seguridad de edificios de la zona muestran que el ómnibus comenzó a acelerar varias cuadras más arriba de la rambla y que a la altura de avenida Brasil y Libertad se cruzó de senda, y así siguió hasta llegar a la franja costera, circulando a contramano.
El día de lo sucedido, Luis llegaba a trabajar en el Expreso Pocitos, ubicado en avenida Brasil y Benito Blanco, a una cuadra de la rambla. Cruzó en avenida Brasil y Lázaro Gadea -a una cuadra del restaurante- y fue allí cuando vio venir al ómnibus en cuestión.
“Miré para cruzar y vi que venía un ómnibus, pero no sé a qué velocidad viene. Cruzo normal y cuando subo al cantero, me pasa a una velocidad enorme y me doy vuelta asombrado de qué fue lo que pasó. Lo veo y parecía una película de cine: parecía un vagón descarrilado y con un sonido raro”, contó Luis a Telemundo.
“El ómnibus venía por avenida Brasil, cruza de senda de los que suben por la rambla, luego quiere retomar la derecha, se sube al cantero del medio, se lleva por delante los gazebos que había de una lista, menos mal que no había nadie, de ahí sigue, cruza la rambla, se da contra el murallón y salta. Hasta ahí fue lo que yo vi. Fue una desgracia con suerte, podría haber agarrado a cualquiera en el medio y haberlo partido al medio”, agregó.
En su relato, Luis remarcó la velocidad a la que venía el ómnibus, que él cree que oscilaba entre los 100 y 140 kilómetros por hora.
“Era tan rápida la velocidad que iba el hombre que yo no sentí nada, lo único que sentí fue el zumbido atrás mío, como un viento, pasó como bala, no vi nada. Parecía que estuviera soñando”, dijo.
“Felicito el protocolo de accidente. Había un patrullero muy cerca como para cruzar en el semáforo y debe haber visto todo. Cuando se da y salta el ómnibus, a los cinco minutos ya estaban las ambulancias, los bomberos, la Policía. Y la gente fue corriendo a ayudar también”, concluyó.
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