“Montevideo y toda el área metropolitana tienen que tener agua corriente para llenar la cisterna”, afirmó Montero.
Desde esta semana, OSE implementó un mecanismo de mezcla de agua de distintas fuentes ante el agravamiento de la sequía, sobre todo en los departamentos del sur y suroeste del Uruguay. Eso hará que el agua corriente tenga una mayor salinidad y que, por lo tanto, se le pueda llegar a percibir un gusto salado. Este escenario había sido previsto por el presidente del organismo, Raúl Montero, en febrero de este año, pero la llegada de algunas lluvias dio un respiro. Sin embargo, ahora, tras varias semanas sin llover, el rótulo “apocalíptico” vuelve a estar arriba de la mesa, con otros obstáculos en el horizonte.
“Si tengo que hacer un mea culpa, lo hago. Puede ser que nos hayamos comido nosotros la crisis estas últimas dos semanas, y que no hayamos tenido una buena comunicación de que el tema se iba agudizando”, dijo este jueves Montero en diálogo con el programa radial Doble Click de Del Sol. En ese sentido, explicó que “el lunes de Turismo llovió, subió el nivel de Paso Severino” y esto “tiró diez días para adelante”. “Pero luego empezó el ritmo de bajada. Y ahora estamos en una situación en la que nos vimos obligados a salir a la cancha de vuelta”, dijo.
Así las cosas, Montero volvió a poner sobre la mesa el escenario de “guerra” que había planteado en verano: la posibilidad de abastecer de agua corriente no potable a Montevideo y el área metropolitana para garantizar el saneamiento, en pos de proteger el estatus sanitario.
"Si llegáramos a ese momento crítico, tendríamos un agua con una salinidad incontrolable, porque no tendríamos agua dulce para mezclar en cantidad suficiente, y tendríamos una situación mucho más dura. Tendríamos agua corriente, pero ya no sería potable”, señaló Montero, y agregó: “El drama sanitario que habría en Montevideo si no hubiera agua corriente sería mayúsculo. En otras ciudades se ha vivido y se han hecho cortes por zonas. San Pablo lo hizo hace seis o siete años en un momento muy crítico. Ese por ahora para nosotros es un panorama un poco inimaginable”. No obstante, el presidente de OSE señaló que ya trabajan en “un plan de contingencia” que maneje ese escenario: “Tenemos la obligación, porque no tenemos mucho más de un mes para empezar eso”.
Esa etapa, entonces, ¿qué implicaría? “La siguiente etapa a la actual sería dar un agua de mucho menor calidad, que no se pueda tomar, pero que sirva para lavar el piso y tirar la cisterna. Es un panorama apocalíptico”, dijo Montero, y agregó: “Hay que decirle a la gente que lo estamos pensando y lo vamos a plantear a nivel de gobierno, porque eso no lo podemos hacer solos. Ahí deberíamos repartir agua de calidad. Y para eso hay que pensar a quiénes se la repartiríamos y cómo lo haríamos. Por ejemplo, para los tratamientos de diálisis se necesita un agua de determina calidad. Va a haber comunicaciones diarias a Ursea, Salud Pública y Ambiente”.
Pero, ¿qué debería pasar para llegar a esa situación? Cualquier escenario peor implica que no llueva. La actual perspectiva del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) es que abril cerrará con déficit de precipitaciones, y que mayo no será muy distinto. Por lo tanto, el plan de OSE y sus medidas buscan “tirar mayo” y llegar hasta junio.
Para entender cómo se llegaría a ese escenario apocalíptico, más allá de la falta de lluvias, hay que partir de la situación actual, donde la zona con más complicaciones es el área metropolitana (Montevideo y alrededores). “Esa zona se abastece últimamente de tres lugares : Paso Severino, un embalse sobre el Santa Lucía Chico; de lo que trae el Santa Lucía Grande; y de aguas abajo de la represa de Aguas Corrientes”. dijo Montero.
OSE decidió aumentar el límite permitido de sodio en el agua potable, dejando de lado otra opción: “La otra alternativa sería seguir como estamos, respetar la norma a rajatabla, pero lo difícil es imaginarse el último momento, cuando me quede sin agua dulce en Paso Severino y con lo poco que trae ahora el Santa Lucía”.
“Para nosotros es muy doloroso tener que tomar estas decisiones, porque la tradición en OSE es por respeto de las normas”, afirmó Montero, y agregó: “Pero la alternativa es muy dura. O hacemos esto y tratamos de durar todo mayo, con cierta normalidad. Y no seguir como estamos y luego sí pasar a una situación… no sé si llamarle apocalíptica, porque no me gusta sembrar el desconcierto y el pánico. He tratado de no hacerlo durante todo este tiempo”.
"Si llegáramos a ese momento crítico, al que podemos llegar por las dos alternativas, la alternativa que tomamos nosotros solamente nos da más tiempo”, remarcó el jerarca, e insistió con que “Montevideo y toda el área metropolitana tienen que tener agua corriente para llenar la cisterna”.
Así las cosas, el cambio en la salinidad del agua no tiene, por ahora, afectaciones a nivel de la salud. “Es un tema de tolerancia al sabor, el tema de los cloruros es un límite no determinante, es un tema que tiene que ver más con lo sensorial que con la salud, a estos niveles que manejamos. No es un tema tanto de salud sino más bien sensorial, que a nosotros nos molesta porque el agua tiene que ser insípida”, agregó Montero.