"Una carrera de terror rumbo a la playa": el relato de un joven de 20 años, pasajero del ómnibus de Cutcsa que se accidentó

Con apenas 20 años y un estrés postraumático que no lo deja dormir desde el accidente, contó que el chofer parecía tener un único propósito: "aumentar la velocidad en línea recta". 

Lo vivido dentro del coche 149 de Cutcsa de la línea 121 que impactó en la rambla fue descrito por un pasajero como "una carrera de terror rumbo a la playa". Con apenas 20 años y un estrés postraumático que no lo deja dormir desde el accidente, contó que el chofer parecía tener un único propósito: "aumentar la velocidad en línea recta".

Por ahora no quiere dar a conocer su identidad, pero el trayecto del viaje que califica de terror cambió su vida. Con apenas 20 años no logra dormir desde que el ómnibus 121 impactó contra el muro de la playa Pocitos el sábado 26 de octubre a las 7:30 de la mañana. Iba rumbo al trabajo, había cambiado el horario para ponerse al día con los estudios.

Aquella mañana cuando se subió al 121 de Cutcsa en 18 de Julio y Tacuarembó nunca imaginó lo que sucedería. "Desde que me subí al ómnibus, al chofer se le notaba molesto y enojado. Todo el camino manejó sin cuidado, no paraba en las paradas, incluso se pasaba algunas, aunque hubiera gente haciendo señas", contó.

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Una vez que dobló para entrar en la Avenida Brasil, casi volcamos. "En ese momento me asusté y  me quise bajar. En el momento en que me quiero bajar, el chofer agarra a contramano. Cada vez empieza a ir más rápido, los gritos empezaron a aumentar y el miedo a morirnos era más real que nunca", recordó.

"En todo ese trayecto de terror, nunca nos informó que pasaba algo. Se limitó a estar calmado, con tranquilidad que daba miedo, mientras cada segundo aumentaba más y más la velocidad, hasta que impactamos y volamos hasta caer en la playa", añadió.

El joven aseguró que no sabe cuánto duró el trayecto desenfrenado, pero que le parecieron horas. "Sinceramente pensé que me iba a morir sin haber formado una familia y sin haber terminado mis estudios", detalló.

El joven señaló que el chofer no parecía tener un problema de salud. "No esquivó nada, sólo iba en línea recta, no tocó bocina, nada, sólo iba recto a toda velocidad. Él aumentaba la velocidad, parecía que su objetivo era el agua", relató.

Desde el incidente que no pega un ojo, está medicado para el dolor por el golpe que recibió en la cabeza y las costillas, pero dijo que la sacó barata. Lo diagnosticaron con estrés postraumático y sigue reviviendo lo ocurrido como si estuviera en una eterna pesadilla.

"Hasta el día de hoy me persiguen los gritos de dolor, de ayuda, la sangre, el miedo. Todo lo que vi después del accidente es una pesadilla que se repite constantemente en mi cabeza", afirmó. Respecto al fallecimiento de la pasajera, señalo que todavía no puede creer que murió.

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