Las imágenes son desoladoras. Y la caída en el nivel de agua continúa dándose de forma acelerada desde hace meses.
Bien dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y el escenario de lo que se puede ver en la zona de Paso Severino, donde debería estar la principal reserva de agua dulce para ser potabilizada en la planta de Aguas Corrientes y de ahí ser enviada al área metropolitana, es desaladora. Porque donde antes había un embalse lleno de agua, ahora no queda casi nada: un rastro de agua, rocas, barro, y la esperanza de que llueva.
Y si las imágenes fuesen insuficientes, los números son claros. El más reciente informe de Presidencia y OSE indica que el embalse en Paso Severino tiene al 26 de junio un total de 1.906.640 metros cúbicos. ¿Eso es mucho o poco? Poquísimo.
Ese embalse sobre el río Santa Lucía tiene una capacidad de albergar 67.000.000 metros cúbicos de agua. Sin embargo, actualmente está en apenas el 2,85% del total.
Las imágenes son desoladoras. Y la caída en el nivel de agua continúa dándose de forma acelerada desde hace meses. Alcanza con ver junio: al 21, el embalse contaba con una reserva de 4,11%; al 14 en 5,6%; al 9 de junio en 6,5%.
Si el presente no alcanzase, aquí puede verse cómo estaba Paso Severino hace solo alguna semanas atrás.
Con este escenario, OSE busca de forma desesperada “estirar” lo más posible esa reserva de agua dulce. Por eso, hace ya varias semanas comenzó a mezclar el agua dulce disponible con tomas más cercanas al Río de la Plata; es decir, de agua más salada.