Mauro Javier Almeida Sierra y otras dos personas fueron hasta una casa con el objetivo de incendiar el cerco de una vivienda habitada por un comerciante de Atlántida al que acusaban de practicar magia negra.
La Justicia libró en las últimas horas una orden de captura internacional contra el empresario acusado de matar a un hombre en Villa Argentina (Canelones), al que golpeó y luego prendió fuego.
Mauro Javier Almeida Sierra, de 50 años y director de una hormigonera, es requerido por la Justicia uruguaya acusado de homicidio muy especialmente agravado, según figura en las notificaciones de color rojo de Interpol.
El 22 de noviembre pasado Almeida y otras dos personas fueron hasta una casa en Villa Argentina con el objetivo de incendiar el cerco de una vivienda habitada por un comerciante de Atlántida al que acusaban de practicar magia negra.
Un vecino de 55 años al ver las llamas que se acercaban a su propiedad intervino y fue golpeado por Almeida, quien luego lo roció con combustible y lo prendió fuego.
El asesino vivía al lado de la víctima fatal, pero cuando la Policía fue tras él no logró encontrarlo y actualmente está prófugo.
El martes pasado la Justicia imputó a dos hombres de 59 y 69 años por su participación en el crimen. Se trata de un amigo y el tío del empresario a los que les había pedido que lo acompañaran a quemar el cerco de su vecino. Lo acusaba de practicar magia negra e intentaba anular un “trabajo espiritual” que -supuestamente- lo había llevado a alejarse de su familia.
Almeida le pidió a su amigo, un productor rural de la zona de Atlántida, y a su tío, quien administraba algunas de las empresas del ahora buscado, que lo acompañaran. El hombre de 69 años condujo a los sospechosos al lugar, mientras que el empresario y el productor rural de 59 años se encargarían de rociar con nafta el cerco para luego quemarlo.
Cuando las llamas tomaron la vegetación, otro vecino de 55 años intervino, y de acuerdo a lo expresado en audiencia por la Fiscalía, Almeida lo golpeó, lo roció con nafta y lo prendió fuego. Las lesiones sufridas acabaron matándolo horas después.
La Justicia entendió que los dos hombres que acompañaron a Almeida no son los asesinos y desconocían que sus acciones terminarían con una persona muerta. Por esta razón los imputó por encubrimiento, asociación para delinquir e incendio agravado, pero no por homicidio y fueron enviados a la cárcel con prisión preventiva.
Almeida había sido condenado por violencia doméstica a principios de año y de acuerdo a la denuncia de su esposa mientras era golpeada el hombre hacía referencia a “seres malignos” y magia negra.