Kung Fu Ombijam es un joven de 33 años. Su nombre es Federico González y, entre idas y vueltas, hace diez años que está preso.Gracias al papel y una lapicera, se convirtió en un artista. Gracias a la música, al hip hop especialmente, descubrió una herramienta para salir adelante, para repensarse, perdonarse y pedir perdón.El […]
Kung Fu Ombijam es un joven de 33 años. Su nombre es Federico González y, entre idas y vueltas, hace diez años que está preso.
Gracias al papel y una lapicera, se convirtió en un artista. Gracias a la música, al hip hop especialmente, descubrió una herramienta para salir adelante, para repensarse, perdonarse y pedir perdón.
El camino no fue fácil. "Desaprender", como lo califica, implicó mucho trabajo. Estuvo en el Comcar y en la Cárcel de Canelones, hasta que llegó a la Cárcel de Punta Rieles. Participó de talleres de murga y de clases de yoga (espacio Ombijam) que le permitieron abrir la cabeza y descubrir que otra forma de vivir es posible.
Federico está preso por dos hurtos, tenencia de armas y copamiento. Fue adicto a las drogas y su deseo de tener dinero fácil lo llevaron a cometer los delitos de los que hoy se arrepiente.
Ya tiene un disco y canta en público. Su primer disco se llama Desahogo Cultural y sus canciones hablan de su vida en la cárcel. Es crítico con el sistema carcelario, y en sus canciones habla sobre su historia y sus amistades. También la canta a su madre y a sus hijos.
Federico dice que es necesario un bombardeo cultural en las cárceles que muchos privados de libertad necesitan espacios que le permitan repensarse.
Ahora se encuentra trabajando en su próximo disco, que se llamará Sueños. Se imagina consolidando su carrera de artista y trabajando también en las cárceles para ayudar a otros. El próximo 7 de noviembre se va a presentar en el Teatro Solís, donde ya presentó su primer disco. Está agradecido con la oportunidad y tiene ganas de recuperar lo perdido su familia, sus hijos Ariana de 12 años y Santi de 9.