La historia está cargada de historias silenciadas y la de la vida de los esclavos que fueron víctima de la trata transatlántica en nuestro país a lo largo del período colonial e independentista es una de ellas.
Hace 180 años, Uruguay era un país donde tener un esclavo era de lo más común. Basados en la discriminación, la propiedad y en la superioridad racial, los pobladores del Río de la Plata formaron parte de lo que los historiadores reconocen como uno de los crímenes de lesa humanidad más aberrantes de la historia universal.
El antropólogo Roberto Bracco explicó que la ciudad de Montevideo tiene un vínculo con la esclavitud previo a que se fundara.
Por aquel entonces, los esclavos -secuestrados de África- eran una de las mercancías más comunes y rentables de todo el circuito comercial. Y la violencia física y simbólica sobre ellos estaba legitimada socialmente.
Imagen: Archivo investigación Facultad de Humanidades, UdelaR
"Las estimaciones están en el orden de los 60 mil africanos que llegan al puerto de Montevideo. Para la época y la región era una cantidad impresionante", explicó Bracco.
Los españoles y portugueses primero sometieron a los pueblos originarios, los indígenas. Pero esto no alcanzó como mano de obra para la producción de riquezas. Entonces, al llegar, los esclavos que sobrevivían al viaje eran insertados en la sociedad cumpliendo servicios. Podían ser zapateros, quienes cuidaban las quintas, cocinaban, lavaban, quienes limpiaban, etcétera.
Imagen: Archivo investigación Facultad de Humanidades, UdelaR
La antropóloga Fernanda Olivar, que además es socia de la Casa de la Cultura Afro en Montevideo, explicó que "los que llegaban enfermos o venían en malas condiciones se los mandaba a acondicionarse a lo que hoy conocemos como el Caserío de Capurro, de los negros".
Este lugar, donde hoy está construida la Escuela Nº 47 de Capurro, fue una de las referencias edilicias más importantes de la época y donde los miles de esclavos que llegaron con la llamada Compañía de Filipinas fueron depositados para pasar sus cuarentenas.
Hay pocos datos sobre cómo era la vida de los esclavos que llegaban a esta parte del mundo. Pero los historiadores reportaron que “sus prácticas referidas a vestimenta, comida y habitación no se diferenciaban mucho de las que tenían los miembros de los sectores más pobres de la sociedad”.
"Eran traídos acá y eran insertados en un sistema esclavista del que muy difícilmente pudieran escapar", agregó Bracco.
Según los registros, en 1791 Montevideo se convirtió en el único puerto para la introducción de esclavos para el Río de la Plata y Brasil en el principal proveedor.
En cuestión de pocos años, la burguesía montevideana montó el emporio esclavista más grande que llegó a conocer la región.
Esta es apenas una pincelada de la vida de los esclavos en Montevideo.
La esclavitud se abolió en Uruguay en 1842. Los movimientos abolicionistas en buena parte del mundo comenzaron a tomar relevancia en el siglo XVIII con nuevas ideas y sensibilidades con la libertad como eje central. Y el Río de la Plata no fue la excepción.
Imagen: Archivo investigación Facultad de Humanidades, UdelaR
Este paso en Uruguay se comenzó a dar de la mano de los procesos independensitas, porque buena parte de los ejércitos que pelearon por la independencia estaban constituidos por esclavos. Se los otorgaba la libertad si se enrolaban para luchar.
También se podían autocomprar. Ellos podían tener algún trabajo cuya ganancia se la quedaban, por ejemplo cuando trabajaban los domingos. Otros obtuvieron su libertad porque sus amos se las daban cuando ya eran muy viejos.
Roberto Bracco, que estuvo al frente de una investigación junto con la Facultad de Humanidades de la Udelar, explicó que hubo un cambio ideológico muy grande, pero que "también un aspecto económico muy fuerte".
"Con la revolución industrial principalmente y la apertura al comercio y la agricultura y demás, no era funcional un esclavo que no podía consumir. Era mucho más funcional un obrero que sí pudiera consumir", explicó Olivar. "Pasaron a ser los individuos que ocupan los puestos, cuando tenían la suerte de tener un puesto de trabajo, más bajos de la sociedad uruguaya", agregó la antropóloga.
El proceso de abolición fue largo y los esclavos libres que quedaron en Uruguay tuvieron un pasar muy duro.
Es indudable que las comunidades africanas dejaron una enorme herencia cultural en Uruguay. Ahora bien, ¿existe una “herencia social” de lo que fue la esclavitud en nuestro país?
La esclavitud está vinculada al racismo desde su concepción. De hecho, la corona española ordenó que solo pudieran ingresar esclavos africanos al Río de la Plata -y no judíos o musulmanes- ya que étnico-racialmente podían llegar a “disimularse” dentro de la sociedad. Los afrodescendientes no. Y eso quedó muy claro una vez que se convirtieron en personas libres.
"Sus consecuencias llegan hasta el día de hoy expresadas en las desigualdades que conocemos", dijo Olivar. "El proceso segregó a estos grupos y estos grupos quedaron hereditariamente comprometidos", agregó Bracco.
Se trata, según el antropólogo, de una herencia que se mantiene al día de hoy: "Es muy claro que las posibilidades que alcanzan los afrodescendientes están muy por debajo de lo que alcanza el promedio de la sociedad nacional".
Para Olivar, "cuando hablamos de las desigualdades estructurales o del racismo estructural estamos hablando de una mochila de cargas de desigualdades que se van heredando y transmitiendo de generación en generación".
"El racismo es como un cáncer social que se extiende generación tras generación, y hace metástasis intergeneracional", sentenció la investigadora.